El reto de los jóvenes

Publicado el 05 diciembre 2014 por Regina

(A propósito de este texto de Alejandro, mi colega en BBC)


El diálogo, y más allá, la discusión respetuosa cuando hay grandes desacuerdos, abren una interrogante para el presente y el futuro. Nos acostumbraron al lenguaje de barricada, donde todo lo que no fuera acorde con la Santísima Trinidad (patria, revolución, socialismo), era tan herético como en los tiempos de la Inquisición. Y hubo enormes hogueras ideológicas, que ningún recién llegado o desmemoriado lo dude, nada más tiene que fijarse en los rescoldos y las chispas que todavía se levantan.
El asunto se complica con la muy de moda indisciplina social. La juventud a la que corresponderá gobernar en un plazo históricamente breve, es la formada con las videoclases sin supervisión pedagógica y los maestros emergentes que apenas difieren tres o cuatro años de los educandos. Con esa deficiente instrucción, lo que no se aprende en casa, difícilmente se aprende en la escuela.
Me revienta escuchándome decir: –En mi tiempo… — pero tuve profesores que con sus conocimientos, su empaque y su ética imponían nada más entrar al aula. Recibí educación además de instrucción en la escuela para reforzar la influencia familiar. Ahora, los que no tengan buenos referentes hogareños, modelan su comportamiento al compás de telenovelas y artistas de moda, porque tampoco esos valores se aprenden de un manual ni de una teleclase. Y ojo, ni esos, ni los valores patrióticos; que con tanto patrioterismo impostado los muchachos se emocionan más con el himno del Real Madrid que con el de Bayamo.
Es complicado el contexto en que se discutirá el rumbo de este país cuando sean los más jóvenes los que estén (al fin) a cargo del gobierno. Aprendieron que con alzar la voz y el dedo y con un grupo de ideas hechas consignas (¿o serán consignas con ropaje de ideas?); con esos pocos elementos, decía, se puede arrear al pueblo. No hay desprecio, yo también fui masa.
Nunca les han enseñado a expresarse de manera original y sencilla, fíjense si no cómo jóvenes de cualquier edad y preparación, al hablar en público mascullan con pésima dicción un cliché tras otro. Me he fijado hace un mes en los médicos del ébola, hace quince días en los deportistas de los Juegos Centroamericanos, la semana pasada en los estudiantes de la CUJAE o ayer en los innovadores y racionalizadores.
No puedo sin embargo permitirme ser pesimista. Con bastante pena, tomo prestado de Martí. Y la pena no es por su grandeza, sino porque el pobre, ha sido trajinado para allá y para acá. A pesar de la pena, lo asumo como guía ética. Por eso Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti. Quiero decir, en ellos, esos jóvenes que sin saberlo, se preparan para su momento.