Cuando atravesó el vestíbulo cual demonio de Tasmánia la
recepcionista hubiera jurado que era Fernando Esteso disfrazado
de John Belushi, bajo los efectos de algún alucinógeno.
Pero se trataba de Federico Jiménez que regresaba de sus
vacaciones dando dentelladas a las alcachofas de los micros,
afectado por el síndrome de abstinencia radiofónica.
- Con lo bien que iba todo - suspiró la chica-.