Este pasado mes de agosto, llegó a nuestras pantallas (con bastante retraso con respecto a otros países) lo nuevo del inglés Guy Ritchie: El rey Arturo, la leyenda de Excalibur. El director de Snatch, cerdos y diamantes o Sherlock Holmes, cambia de género para probar fortuna con las aventuras medievales. La cinta cuenta en su reparto con Charlie Hunnam ( Sons of anarchy) y Jude Law como sus principales protagonistas.
El personaje del rey Arturo y sus caballeros de la mesa redonda han sido llevados al cine en innumerables ocasiones, desde Los caballeros del rey Arturo (1953), pasando por el musical Camelot (1967), la versión animada de Disney Merlín, el encantador (1963), la particular versión de John Boorman en Excalibur (1981) o ese cuento de fantasía tontorrona que fue El primer caballero con Sean Connery y Richard Gere. Sin olvidarse de la hilarante Los caballeros de la mesa cuadrada (1975) protagonizada por los geniales Monty Python.
Guy Ritchie le da un lavado de cara al personaje, llevándoselo a su terreno al que además le añade elementos de fantasía. Convierte a Arturo en un pillo, que frecuenta las calles de Londinium y con la ayuda de sus amigos pretende recuperar el trono que le fue robado por su malvado tío, un tipo que usurpó el trono con la ayuda de la magia. Nuestro protagonista además contará con la ayuda de varios hombres leales a su padre y con la magia de una enigmática mujer y por supuesto, de su espada Excalibur, la cual es capaz de destruir ejércitos enteros.
¿Qué tiene de bueno este El rey Arturo, la leyenda de Excalibur? Es una cinta con una gran producción, con un reparto que si bien no es del todo espectacular, tiene muchas caras conocidas (habría que destacar la breve presencia de Eric Bana como el padre de Arturo). Por contra la película tiene un montaje realmente aterrador, va a saltos y marchas forzadas, con lo que el espectador tiene la sensación que la cinta ha sido mutilada en la sala de montaje con lo que no puede disfrutar al cien por cien de la misma.
El rey Arturo, la leyenda de Excalibur se queda en un quiero y no puedo. Más cercano a un videojuego que a una película de aventuras tradicional. Aún así es entretenida y supera sin duda la anterior versión de Hollywood, El rey Arturo (2004) de Antoine Fucqua.