Javier Coria publicaba el pasado lunes en la revista R@mbla una entrevista con Gregorio Morán en la que le afirmaba que, tras la muerte de Franco, “el rey Juan Carlos fue la única persona que nunca dejó de hacer negocios. Fue la única persona que nunca dejó de hacer negocios. Y tenía dos condiciones constitucionales, que era impune y era inmune. Cuando necesitaba algo, lo pedía. Por ejemplo, cuando su barco Bribón se quedó anticuado –tiene gracia el nombre –, lo comentaba y el mensaje era recibido. Sabían que tenían que comprar otro. Porque tenía la tradición del franquismo. La primera etapa del franquismo está magníficamente recogida en el trabajo de Ángel Viñas (La otra cara del Caudillo, ed. Crítica, Grupo Planeta). Pero Franco, en general, no necesitaba robar, sólo tenía que pedir las cosas… Claro, el rey pensaba que si el otro lo hizo, por qué no lo iba a hacer él. Luego está el envanecimiento del rey durante la Transición. Como todos lo consideraban, como dijo aquel hispanista, que era el motor del cambio… (Morán se refiere a la biografía del rey Juan Carlos, la mejor hagiografía, que escribió el historiador hispanoinglés –, Charles T. Powell, y que se titula ‘El piloto del cambio’). Y claro, el rey pensó que, si le consideraban así, había que cobrarlo”.
Javier Coria da libremente su opinión sobre el caso: “Se hace trampa cuando se nos dice que, al votar la Constitución, los españoles aceptaron la monarquía. Pero la carta magna se encontró con un hecho consumado y de obligada aceptación. El país fue declarado monarquía con la ley franquista de sucesión de 1947, y la monarquía se restauró en 1975, a la muerte de Franco, que dejó como su sucesor al Borbón”. Morán contesta: “La discusión sobre república o monarquía en vísperas de las primeras elecciones democráticas o del referéndum de la Constitución de 1978, no tenía mucho sentido. Era como discutir entre ruptura o reforma, eso ya pertenecía al pasado”. Y, más adelante, aclara: “Se hace trampa cuando se nos dice que, al votar la Constitución, los españoles aceptaron la monarquía. Pero la carta magna se encontró con un hecho consumado y de obligada aceptación. El país fue declarado monarquía con la ley franquista de sucesión de 1947, y la monarquía se restauró en 1975, a la muerte de Franco, que dejó como su sucesor al Borbón”.Gregorio Morán (Oviedo, 1947) es autor de libros fundamentales para interpretar la historia cultural y política de la España contemporánea, desde “Adolfo Suárez: historia de una ambición”, pasando por “Miseria y grandeza del Partido Comunista de España 1939-1985, “El maestro en el erial: Ortega y Gasset y la cultura del franquismo”, “Los españoles que dejaron de serlo”… Militó en la oposición antifranquista como miembro del Partido Comunista de España, exiliándose en París en 1968. En 1977, abandona el Partido Comunista de España, poco antes de su legalización. Como periodista ha colaborado con diversos medios como Opinión, Arreu, Diario 16 y La Gaceta del Norte, de la que fue director. En la actualidad colabora en La Vanguardia, diario en el que escribe una columna desde hace veinticinco años, titulada “Sabatinas Intempestivas”.