" 'Tis the times' plague, when madmen lead the blind". Acto IV, escena I
King Lear, tragedia en cinco actos nacida de la pluma del gran Bardo de Stratford- y adaptada por él de la historia que ya aparece en una obra de Geoffrey Montmouth del siglo XII, posteriormente en las crónicas de Holinshed e incluso mencionada por Edmund Spenser- es la obra que os traigo hoy, y que se encuentra entre mis cuatro tragedias favoritas de William Shakespeare."Qué época tan terrible esta, en que unos idiotas conducen a unos ciegos".
La sinopsis argumental es sobradamente conocida por tod@s. Lear decide abandonar la corona y repartir sus dominios entre sus tres hijas- Goneril, Regan y Cordelia- a partes iguales. No tan iguales, sin embrago, que no tengan que competir para elegir sucesora entre ellas. La competición consiste en que declaren cuánto aman a su padre. Goneril y Regan hacen sendos discursos llenos de retórica grandilocuente. Cordelia, por la contra, y quizá movida por la hipocresía de sus hermanas, se expresa en tono sencillo y lacónico. El rey Lear se deja llevar por la aparatosidad de las palabras y deshereda a Cordelia. Los prometidos y futuros esposos de Cordelia y Regan, ambiciosos y desagradecidos como ellas, entran en acción. Por otro lado, Edmund- hijo natural del duque de Gloucester- engaña a su padre mostrándole una falsa carta de Edward, su otro hijo, en la que se trama el intento de asesinato del propio duque. Todo se disfraza de engaños y falsedades, hipocresía y mentiras, ingratitudes y deslealtades, locura y ceguera y, finalmente, la inevitable tragedia.
El tema de King Lear, es, indudablemente, el de la ingratitud filial, llevada a inusitados extremos. Por un lado, y en la trama principal, la de las hijas de Lear y, por otro lado, y en la secundaria, la traición de Edmund a su propio padre, Gloucester. Estas dos tramas se desarrollan de modo paralelo pero finalmente se encuentran y coinciden para descubrir la verdadera unidad de la tragedia. En ambos casos, el tema de la ingratitud tendrá su contrapunto en la falta de lucidez de Lear y de Gloucester que les llevará a cometer objetivas injusticias con sus hijos Cordelia y Edgard.
Pero además de este tema principal de la ingratitud frente a la fidelidad, se nos presenta el del odio frente al amor, y el de la locura frente a la lucidez. Todo esto acaba confluyendo en una gran tragedia en la que Shakespeare en definitiva nos enfrente a la oposición moral entre el Bien y el Mal, y en este sentido los personajes pueden ser clasificados en dos binomios claramente opuestos: los puros y los malvados, los fieles y los ingratos, los del mundo del amor y los del mundo del odio.
La tragedia de King Lear sigue vigente hoy en día, al igual que la mayoría de las tragedias de Shakespeare, autor que logra captar como pocos los recovecos del alma humana, de su lado más oscuro y trágico, a través de temas universales e intemporales.
En King Lear maravillosa es la escena del Acto III en la que Lear, ya delirante y enajenado, hace un proceso imaginario contra sus dos hijas mayores como si fuesen unos taburetes que hay en la cabaña donde ha buscado refugio. Curioso, por cierto, que hasta la época romántica fuese costumbre suprimirla en la representaciones ya que el público se reía mientras que actualmente es de las escenas de la obra que más impresiona al lector.
Un lectura esta, o relectura en inglés como en mi caso, que no necesita recomendación alguna y que por supuesto se disfruta más, como toda obra teatral, si se puede ver representada por una buena compañía. Si tenéis ocasión, tampoco os perdáis la adaptación cinematográfica de Akira Kurosawa, Ran, obra maestra.
Ah, por cierto y como curiosidad, tal día como hoy, 16 de enero, pero de 1783- 177 años después de su estreno en Londres- se representa por primera vez esta gran tragedia en Francia. La obra había sido calificada por Voltaire como,
"obra bárbara y vulgar (...) la obra de un salvaje borracho".
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