Uno preferiría que los desayunos no fueran potencialmente indigestos. No deben serlo; los lácteos son traicioneros, por eso, sobre todo, dicen los entrenadores de mis hijos, para la práctica deportiva.Pero me imagino que peor es ésto: o sea, no conseguir, ni a las seis de la mañana, olvidar lo de ayer. Lo de este rey que Franco impuso (por si alguien lo ha olvidado, que no debería, la fotito de aquí al lado es otra muestra más de que compartieron y comparten bando, y de que los favores se pagan por el tiempo que haga falta), y su carta de ayer, breve carta, se consuelan algunos, más breve que podría ser, por eso, de hecho, toda la carta podría reducirse ya no a palabras sino a un gesto, un gesto, incluso, a elegir entre varios: una mano levantada, un arma apuntando a Catalunya y otra a Euskadi, un señor con un fino bigotito y unas gafas ahumadas aplastando un mapa con una bota. Vamos, señores, que los que aquí leéis ya sois mayorcitos y no hacen falta muchas explicaciones. Amenaza, advertencia, aviso, reprimenda, bronca. Llamadla como queráis. Mear en los rincones, digo yo. Este, Alex, es un sinsorgo que firma lo que cualquier imitador de poca monta de Quevedo adoctrinado por los fascistas le ha redactado. Va a saber este gilipollas lo que es escudriñar. O lo de los galgos y los podencos. Juancarlitros, moltes gràcies por quitarte definitivamente la careta. No cuentes este invierno con Vaqueira, por eso. Y Artur, por favor, no vayas a presentarte ahí mañana. Ya hay bastante de hacer el ridículo.