Siguiendo con westerns semidesconocidos para el gran público, pero que a mí me parecen interesantes, hoy recomiendo otro western de serie B con los extraordinarios Stewart Granger y Rhonda Fleming, que hubiese sido mucho más en manos de otro director que en lugar de desconocido Roy Rowland, que he visto muy poco de él, pero que resalto de su filmografía dos western menores pero muy entretenidos como son: “El último baluarte” (1952) y sobre todo “La novia salvaje” (1955) con una hermosa Eleanor Parker.
Un western donde un antiguo pistolero y jugador llamado Tom Early (Stewart Granger) que intenta dejar atrás su pasado, vuelve a su hogar en el que dejó tiempo atrás a su hijo y esposa, la cual ha fallecido recientemente, pero cuando al pueblo llega el cacique ganadero Grimsell, no tendrá más remedio que volver a usar las armas.
El argumento sin ser gran cosa, no deja de ser un western muy entretenido por el carisma y las buenas interpretaciones de sus dos protagonistas principales: Stewart Granger y Rhonda Fleming, que nos regalan momentos de buen cine clásico y suben el nivel de la película.
Rodada en un lujoso cinemascope y con una bonita fotografía en Technicolor, y lo bien que le sentaba el Technicolor a la hermosa Rhonda Fleming, que como bien sabéis los que seguís esta página, que una actriz que nos gusta mucho de ver por el salvaje oeste.
Un western que engrandece la figura de Stewart Granger como valiente pistolero, un actor de presencia que encarnaba como nadie el papel de aventurero, espadachín y pistolero, papeles que le iban como anillo al dedo al carisma de este actor. Hoy en día “Las minas del rey Salomón”, “Scaramouche” y este western no serian lo mismo sin el protagonismo de este gran actor. Por cierto, yo siempre recomiendo ver el cine clásico en VO, pero reconozco lo bien que le sentaba a Stewart Granger la voz de Rafael Luis Calvo, doblador habitual de Gary Cooper, Gregory Peck, Clark Gable y Stewart Granger.
Otra de las cosas que seguramente hubiese hecho mejor el western, es que un buen western siempre debe tener un buen villano, y en este caso James Gregory creo que no está a la altura de Stewart Granger.
Pero a pesar de todo es un western con grandes momentos, me gusta mucho la química existente entre Stewart Granger y Rhonda Fleming y su hermosa historia de amor, desde que se conocen en la tienda y salta el flechazo, aquí sí que se puede decir que el amor es a primera vista.
Y como ella se va a vivir con ellos, con la dramática escena donde ella es humillada por su padre adoptivo, que desde que murió su mujer se encuentra enamorado de ella, por eso el desprecio y odio que siente hacia el forastero que le hace ojitos a su querida hija adoptiva.
Y como ella no solamente ejerce el papel de amada de Stewart Granger, sino también el de madre, y trata de aconsejar tanto a su amado como a su hijo, para la convivencia entre ellos dos sea la mejor posible, ya que el hijo le reprocha a su padre que les abandonase años atrás, y no estuviera para educarlo y cuidar de la granja.
Preciosa la conversación que tienen los dos en el porche de la casa, donde le cuenta porque abandono su hogar y porque había regresado, y el precioso beso final con el que cierra la película.
No hay muchas escenas de acción durante la película, pero las que hay están muy bien resueltas, el tiroteo a la entrada del pueblo donde Tom Early se enfrenta el solo contra tres hombres armados, que por cierto no recuerdo en ningún pistolero que dispare tan rápido como él, lo rápido que desenfunda cuando se trata de evitar que le maten. Y luego como se las ingenia para detener el solo a un rebaño de ganado y 20 hombres armados en el desfiladero de un cañón, que si no ha salido en otros westerns se parece mucho.
Una curiosidad de la película es que Tom Early siempre llega tarde, cuando le van a buscar los hombres del pueblo no está, y después de parar al enemigo en el cañón todavía llegan antes que él a su casa, por eso está muy bien filmado el duelo final. Una escena con mucha tensión y emoción.
Como curiosidad entre los secundarios de la película podemos ver a un habitual del género Chill Wills, aquí interpretando el papel de simpático reverendo.
Y dejo para el final lo que más me gusta de este western, que es la canción de los títulos de crédito, nada más y nada menos que del gran cantante de country Burl Ives, y que también fue un gran actor y apareció en los fantásticos westerns “El día de los forajidos” y “Horizontes de grandeza”, y para que le recordéis era el cuñado de Paul Newman en la inmortal “La gata sobre el tejado del zinc”. Pues debe ser una de las canciones más bonitas oída nunca en una película del oeste.
Así pues un western muy entretenido con un gran reparto, que gustará a todos los amantes del género.