Rito Operativo de Salomón
El rito operativo de Salomón es el sistema de trabajo masónico de más reciente formación. Fue creado en Francia, en 1974, por los miembros de la Orden Iniciática y Tradicional del Arte Real (O.I.T.A.R.), que forman una pequeña asociación de masones independientes, integrados en logias autónomas, sin formar una Obediencia o Federación con reglamentación común.
Su principal característica es la de integrar, en parte, el trabajo manual en las reuniones rituales, como ejercicio iniciático. El plano de obras de la tenida ( o Cuadro de Logia, presente en todas las reuniones masónicas) es construido con elementos naturales, en cada ocasión, en lugar de ser expuesto gráficamente.
El Rito Operativo de Salomón reúne temas graduales de varios sistemas masónicos, haciendo constante referencia a la construcción del templo de salomón y recogiendo elementos litúrgicos hebraicos. La Biblia o Volumen de la Ley Sagrada permanece abierta por el Libro I de los Reyes (donde aparecen los datos relativos a la construcción de aquel Templo), en lugar del Evangelio de San Juan, como ocurre en el primer grado de los otros métodos masónicos.
Integra nueve grados, divididos en tres clases:
El candidato recibe el nombre de peón escogido.
Primera clase: 1° Aprendiz, 2° Compañero, 3° Maestro (a su vez, con tres etapas graduales cada uno de éstos).
Segunda clase: 4° Maestro Secreto, 5° Maestro de la Marca.
Tercera clase: 6° Caballero del Arco Real, 7° Caballero Rosa-Cruz.
Cuarta clase: 8° Guardián del templo, 9° Maestro del Nombre Inefable.
Hemos consignado en este libro los principales métodos o sistemas de trabajo practicados en las logias o talleres masónicos. Entre los grados superiores de todos los sistemas escocistas, figura siempre el de Caballero Rosa-Cruz. Se recoge así el mensaje esencial de una vieja tradición europea que, a su vez, contenía y contiene los elementos fundamentales del esoterismo cristiano y del hermetismo, conservados y transmitidos durante la Edad Media por los alquimistas.
La existencia de capítulos rosacrucistas, formados por los antiguos caballeros templarios o auspiciados por ellos, no puede ser probada por el momento, ni parece probable a los autores especializados en el tema. Por otra parte, es aún más improbable que el teólogo alemán Juan Valentín Andreae elaborase solo, de pronto y esforzando su propia fantasía, el contenido de las tres obras clásicas que se le atribuyen y que constituyen la primera manifestación publica del rosacrucismo, a principios del siglo XVII: Ecos de la Cofradía de la Rosa-cruz, Confesión de la Cofradía de la Rosa-Cruz y Las Bodas alquímicas de Cristián Rosenkreutz5. Parece más cierto que él y sus discretos compañeros alquimistas trataran de dejar constancia de la tradición y de la terminología herm ética conservada hasta su tiempo, estrechamente vinculada con el esoterismo cristiano, construyendo para ello la hermosa leyenda de la vida de Cristián Rosenkreutz y de su mensaje póstumo.
Los alquimistas formaron parte de grupo iniciáticos que se mantuvieron secretos durante los siglos en que imperaban la intolerancia y la hoguera. Los iniciados en la vieja filosofía hermética, que, estudiando la naturaleza bajo un prisma espiritual, experimentaban en la práctica los principios universales, colocándose así a la cabeza del desarrollo posterior de las llamadas ciencias experimentales, negaban toda pertenencia a grupos de tal índole.
Rito Operativo de Salomón: Sin embargo, durante la Edad Media y el Renacimiento, los alquimistas dejaron muy evidentes marcas de su presencia en en la literatura y en las principales obras de arte (como las catedrales).
La Divina Comedia, de Dante, por su estructura y por el simbolismo que recoge y utiliza en la dialéctica que plantea, es un exponente claro de la condición de iniciado de aquel maestro italiano, miembro reconocido de la sociedad secreta "Fieles del Amor". Las poesías amorosas que sus adeptos dedicaban "a una mujer", mediante la cual se simbolizaba a la cofradía y su doctrina secreta, expresaban una interpretación esotérica de la enseñanza cristiana que se centraba en la "cena" o ágape místico. El plural viaje que describe Dante, al Infierno, al Purgatorio y al Paraíso, es una fiel reproducción de los viajes iniciáticos, a través de los cuales el adepto "descubre" la enseñanza. También el arte gótico, desarrollado entre los siglos XII y XV, rebosa de símbolos alquímicos, puesto que los alquimistas eran, casi siempre, muy sinceros cristianos especulativos, que buscaban los significados más profundos del exoterismo religioso imperante.
Así, pues, parece lo más cierto que el rosacrucismo, como escuela claramente diferenciada, no existió realmente en la Edad Media. Su concreción debió producirse durante los siglos XV y XVI, representando una corriente interpretativa del cristianismo, receptora de la herencia de aportaciones de diversos movimientos esotéricos medievales que cristalizaron en la forma de teosofía alquímica que es, en esencia, la Rosa-Cruz. Partiendo de Alemania, la nueva escuela secreta extendió su actividad a Francia, Holanda e Inglaterra, de manera especial.
Hans Faulhaber fue el probable iniciador en la Rosa-Cruz del francés Descartes (de la que se excluyó más tarde). El obispo y teósofo checo Comenius exponía a mediados del siglo XVI, su visión de la construcción del Templo de la Sabiduría. En Inglaterra, tanto Elías Ashmole, a quien William Blackhouse inició en los secretos de la piedra filosofal, como Robert Fludd y varios miembros pioneros de la Royal Society Británica, bebieron también, muy probablemente, en las fuentes del teósofo iniciado alemán Jacob Boehme.
Es sabido que Elías Ashmole, uno de los más notables inspiradores de la futura Orden Francmasónica, fue iniciado en la Masonería operativa (en 1646), como miembro "aceptado", en una Logia (muy probablemente de estilo escocés) existente en Warrington, Inglaterra. La motivación de la inclusión de un grado de Rosa-Cruz entre los grados superiores de la Masonería simbólica, en el siglo siguiente, hay que buscarla en estos antecedentes tan próximos y tan evidentes. La Masonería fue concebida por sus creadores no sólo como depósito de los viejos tesoros del Conocimiento, sobre todo por reunir las claves metodológicas usadas por los sabios de lo esencial, sino como importante cauce para su prudente administración y expansión en los nuevos tiempos...
El grado Rosa-Cruz es un grado autónomo, dentro de los sistemas masónicos practicados. Se relaciona con la construcción del Templo espiritual y representa el paso de la antigua Ley, preceptiva, a la nueva Ley del Amor universal, que tiene como parámetros las tres virtudes fundamentales: Fe, Caridad y Esperanza. El Amor fraternal se simboliza con el ágape característico de las grandes tradiciones iniciáticas de la Antigüedad, recibido por el cristianismo y retomado por los herméticos alquimistas, maestros del Arte Real, como máxima expresión simbólica del misticismo transformador de la materia prima, que lleva hasta la Piedra Filosofal. Desde el punto de vista cristiano de los alquimistas, se trataría de una exaltación del contenido esotérico de las enseñanzas de Cristo, sin que esta interpretación sea la única que pueda darse a este grado dentro del sistema simbológico de la Masonería y sin que la valoración crística haya de ser masónicamente rechazada.
El pensamiento rosacrucista esencial, sin leyenda, fue recibido en los sistemas graduales masónicos del siglo XVIII como importante elemento del masonismo, que, como diría Oswald Wirth, es una actitud vital, resultante de la práctica del Arte Real simbólico, que conduce a la transformación de la materia prima humana, representada en la Masonería simbólica por la Piedra Bruta personal de cada hombre, para convertirla en Piedra Cúbica, bien tallada y apta para la construcción de una sociedad humana mejor y más fraternal.
No existe ningún tipo de vinculación institucional u orgánica entre el Rito Operativo en la Orden Francmasónica y las diversas asociaciones y fraternidades rosacrucistas existentes hoy día en el mundo
Fuente: El rito operativo de Salomón/ley.exam-10.com