Se trata de un rollo o columna de piedra con las armas del señorio correspondiente, que había a la entrada de algunos lugares, donde se exponían las cabezas de los ajusticiados o reos a la vergüenza.
Era uno de los signos que se solía conceder a los lugares, bien por cesión directa o en formación de un señorío o condado.
Siendo símbolo del castigo a quienes no respetan las leyes.
El rollo o picota de San Román se alza en el centro de su plaza principal siendo el vértice de un ángulo recto entre el Ayuntamiento y el Castillo.
Su antigüedad data del año 1539, coincidiendo con la titulación de la villa, dada por el rey Carlos I a favor de Gómez Dávila, octavo señor de San Román.
Este rollo de unos cuantos metros de altura se halla, como hemos dicho, en la plaza pública; descansa sobre gradas de piedra, a las cuales le siguen una base del mismo material, piedras labradas con vistosas alegorías, que al mismo tiempo soportan el peso de seis tambores de piedra.
Dicho escudo está partido por la mitad, en la parte izquierda están los seis roeles de la casa y en la derecha está el castillo, que corresponde al propio de Doña Teresa Carrillo de Mendoza, esposa de Don Gómez Dávila.
Esta columna termina en cuatro cabezas de monstruos (quizá perros), rematando el conjunto un cono labrado con ocho filas de escamas y dos pequeñas esferas.
En su día formaba la cúspide una cruz de hierro hoy desaparecida.
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