¡Pobrecillos! Lo están pasando fatal. Ellos en su creencia de que España es suya, de que el dinero de los españoles es suyo –todo, naturalmente, con buena intención—, no pueden entender que España no les comprenda.
Para poder mandar, para gobernar, para salir de esta crisis, es necesario ciertas prácticas no comprendidas por el pueblo. No se puede mantener el poder siendo pobres. Esta evidencia es clara y por lo tanto debe ser aceptada como un axioma.
Hoy, se encuentran en la encrucijada de la incomprensión. Los ciudadanos no les entienden. Ellos han tenido que soportar una carga tremenda de responsabilidad y eso sólo puede ser acompañado de necesarios fondos. El estrés, la mentira y la responsabilidad dan hambre de consumo. Si no, ¿cómo podrían salir de la crisis las empresas de automóviles de alta gama, de jets, de yates o las inmobiliarias de áticos y chalés de lujo.?
El hecho es que se encuentran en la necesidad de mentir, de poder defenderse de algo que ellos creen natural pero que el pueblo pretende que sea un delito. Tienen la obligación de mantener un estatus de nivel, ¿cómo se entendería en la Europa que manda que este gobierno estuviera compuesto por mindundis?
Y ahora se lo pagan llamándoles de todo. Unos simples sobres que contenían unas cantidades pequeñas, apenas entre 5000 y 15000 euros por sobre y mes, no son para ponerse así. Un partido ganador no puede mantenerse con el aire, no puede tener a sus miembros en la pobreza, que ya hay bastantes parados. Ellos están por encima de la ciudadanía, a su pesar. ¡Faltaría más!
Son unos incomprendidos y ahora les toca, por desgracia, negar lo que hicieron para que no les pase nada. Ya ven ustedes, lo hicieron por el bien del pueblo, y ahora se lo pagan con críticas exacerbadas.
Menos mal que siempre les queda su fe. Esa fe que mueve montañas y sobres. Esa fe que les da aliento para seguir mangoneando. Una fe inquebrantable que les permite mirar hacia adelante aunque este país esté lleno de desagradecidos. Esa es la fe que les hace reunirse para celebrar un rosario, donde piden al Altísimo que no les haga beber del cáliz amargo de la estulticia popular.
Y reunidos, juntos, bajo el manto Mariano quedan rezando el rosario --misterios dolorosos-- con esta letanía de su rosario particular:
(leer con la tonadilla del rosario habitual, p.e.: Sancta María. Ora pro nobis)
- ¿Hemos recibido sobres con dinero? no-nos-consta
- ¿Sabíamos que circulaban esos sobres? no-nos-consta
- ¿Esos sobresueldos eran dinero negro? no-nos-consta
- ¿Ha regularizado dinero Bárcenas con la amnistía? no-nos-consta
- ¿Bárcenas tenía despacho hasta ayer en Génova? no-nos-consta
- ¿Esta práctica ha durado desde Fraga? no-nos-consta
- ¿Estos sobres provienen de comisiones por obras públicas? no-nos-consta
- ¿Sabía Mariano Rajoy lo que ocurría? no-nos-consta
- ¿Fue Trillo quién organizó la fiesta? no-nos-consta
- ¿Recibía Aznar un sobre de estos? no-nos consta
Y allí, en la capillita de Génova, siguen rezando esta letanía y pidiendo para que Bárcenas no tire de la manta y para que Esperanza no diga más lo de “caiga quien caiga”.
Por cierto, ¿alguien ha oído decir a “estas víctimas” que es mentira y que se iban a querellar contra El Mundo por propagar una información falsa? ¿Por qué será?
Salud y República