El ruido de tu carreta

Por Candreu

Sin duda alguna esta está siendo la semana más dura del año. Cuatro sesiones en Galicia, una en Valladolid, otra en El Escorial, otra en Madrid y dos en Palma de Mallorca. Un puñado de aviones, otro de kilómetros, un millar largo de asistentes, una decena de entrevistas para la prensa y varios centenares de emails de alumnos pidiendo información y agradeciendo el buen rato que pasamos juntos.
Pese a dormir poco, comer mal y estar fuera de casa, todas esas atenciones, felicitaciones y alabanzas pueden hacernos caer en un orgullo desmedido y llevarnos a olvidar la importancia de seguir siendo humildes.
Sigo preparando el viaje para hacer andando los últimos 120 kilómetros del Camino de Santiago con mi hijo Alvaro entre el 25 y el 31 de Diciembre. Y estos días en Galicia he aprovechado algún rato libre para adentrarme en el Camino. Allí, recordé esta historia:
Caminaban juntos un padre y un hijo por un sendero cuando el primero se detuvo en una curva y guardó silencio.
- Hijo, además del murmullo de los árboles y el trinar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?
El hijo agudizó sus oídos y se concentró en los ruidos del bosque. "Estoy escuchando el sonido de una carreta que viene", le dijo.
- Así es, hijo. Es el sonido de una carreta vacía.
El hijo le contestó: "Pero padre, ¿cómo sabes que es una carreta vacía, si todavía no podemos verla?".
- Es muy fácil saber cuándo una carreta está llena o vacía atendiendo al ruido que esta hace sobre el camino. Cuanto más vacía va, mayor ruido hace.
Lo mismo ocurre con las personas. Cuando vemos a una persona haciendo mucho ruido (hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de otros, siendo inoportuno o violento, presumiendo de sus bienes o cualidades, sintiéndose prepotente y despreciando a la gente) es que esa persona está vacía.
La humildad consiste en caminar en silencio, callando nuestras virtudes y permitiendo a los demás descubrirlas. Nadie está mas vacío que aquel que está lleno de sí mismo.