El Sabor de los Viajes

Publicado el 05 octubre 2012 por Pabela
Nací con un gran amor por los viajes y quiero que hasta mi muerte sean una parte importante de mi vida. De mi vida real y de mi vida de cinéfila.
Porque el séptimo arte también es eso: un viaje en la vida de otras personas, de otras ciudades, de otros países. Gracias a las películas podemos irnos a la otra punta del mundo, sentados cómodamente en una sala de cine en la esquina de nuestra calle.
Pero hacer un viaje tampoco significa irse lejos. Personalmente, por solo estar encerrada en un coche con buena música y conducir por las carreteras me va bien para ser la persona más feliz del mundo. Me gusta mucho hacerlo en mi pequeña ciudad de Bretaña como he disfrutado hacerlo también en los desiertos del Nevada, del Néguev o de las costas de California y del este de Australia. Pero gracias al celuloide he hecho todo tipo de viajes: en coches de lujo, en caballo, en tren o aún en tractor, descubriendo paisajes y películas inolvidables.

Les invito a dar una vuelta por el mundo y no hace falta ponerse el cinturón, solo abrir bien su corazón a lo incógnito.
Empezamos por un país donde sueño ir desde siempre pero que todavía (a saber ¿por qué?) no tengo la suerte de conocer: Italia.
De muy pequeña, el primer encuentro inolvidable que he tenido con la bota más conocida del mundo fue a través de una película que fue durante décadas una de la más taquillera de toda la historia del cine francés: Le Corniaud (El Tonto,1965) del celebre director de comedias Gerard Oury. Narra las aventuras de un chico con cara de inocente (de tonto), contratado por la mafia para conducir una Cadillac entre el Sur de Italia y París. Lo que él no sabe es que el coche contiene kilos de cocaína, oro y el diamante más gordo del mundo. El resultado no solo es una comedia hilarante también es un viaje veraniego por ciudades desbordantes de Dolce Vita.....

               

Años más tarde descubría el gran cine italiano y me enamoré profundamente de las obras de un hombre en particular: Federico Fellini. Gracias a él y a películas poéticas como La Strada (1954) he podido seguir mi viaje en las carreteras italianas, acompañada de todas las emociones posibles: gracia, rabia, felicidad y tristeza.

Seguimos nuestro viaje en el norte de Europa con el primer (y supongo único) roadmovie en silla de ruedas, una comedia maestra de humor negro, del año 2004, dirigida por dos locos, Benoît Delépine y Gustave Kervern, Aaltra Dos vecinos (los directores mismos) se odian y durante una pelea entre ellos, acaban teniendo un accidente con una máquina agrícola. Heridos, se encuentran ambos en silla de ruedas y deciden irse así hasta Finlandia (donde está la sede de la empresa de la máquina) para pedir una indemnización. El director finlandés Aki Kaurismaki aparece en las últimas imágenes de esta obra no convencional.    

                                    Cambiamos de continente y nos encontramos en un país que seguramente conoceré solo vía las películas si las condiciones de la mujer no cambian: Irán. El cinema iraní me fascina desde algunos años y a pesar de las condiciones difíciles de libertad creativa que encuentran todos los soportes artísticos, las películas de directores y directoras de Teherán dan la vuelta por el mundo con obras magníficas. Uno de los directores más conocido es Abbas Kiarostami. La primera película suya que he visto es la aclamada Ta'm e guilass (El Sabor de las Cerezas, 1997). Toda la historia tiene lugar en un coche y nos da una lección de vida y de esperanza tras un paseo desesperado por colinas desiertas.
                                    
Por supuesto, Estados Unidos es seguramente el país donde se puede viajar más gracias a las películas. Una de las más conocidas es Easy Rider (1969) de Dennis Hopper, homenaje en motocicleta a la libertad, en el sentido noble de la palabra y no en el sentido que le quieren dar los americanos más conservadores.                                  


En 1999, David Lynch nos sorprendió con una película muy bonita y a miles de kilómetros de sus otras creaciones: The straight story, historia de un señor mayor que viaja entre Iowa y Wisconsin en su tractor para visitar a su hermano. 
California es un estado fantástico para pasear por todos lados. En Sideways (2004), Alexander Payne nos ofrece momentos universales de amistad y un viaje en tinto y blanco con degustación de vinos.
              






Arizona ha sido y sigue siendo un estado de mucho rodajes y me gusto particularmente la originalidad de Big River (2005) de Atsushi Funahashi, co-producción de Japón, Pakistán y Estados Unidos, arco iris de culturas lejanas en todos los sentidos.

  Seguramente una de las películas más conocidas rodada en esta zona, es el dúo infernal formado por Thelma & Louise en 1991 (Ridley Scott). 
               
Nos acercamos a América Central...


En 1984 el extravagante Wim Wenders nos hace descubrir un otro París, lejos de los clichés de la capital europea, el pueblo de Paris, Texas, cuento melancólico y colorado sobre la perdida de un amor absoluto.
Más de 20 años después, el confirmado actor Tommy Lee Jones nos regala su primera obra como director, caminando en caballo hasta México en los Three burials of Melquiades Estrada, sorprendente homenaje a la amistad y estupenda ilustración de la locura humana.
              
Hemos pasado la frontera y ya hemos llegado a México, país que tendré la suerte de conocer dentro de pocos meses. Es un territorio que podré descubrir de muchas maneras diferentes y quizás me gustaría hacerlo como Luisa (Maribel Verdú) en Y tu mama también (Alfonso Cuarón, 2001), de manera tan sensual e inesperada.

                                      

Para explorar América Latina, nada más que subir en la moto del Che Guevara en Diarios de Motocicleta (Walter Salles, 2004) y pasar por diferentes países en una misma película.




Qué tan lejos (Tania Hermida, 2006) es una de las (desgraciadamente) pocas películas hechas en Ecuador, encuentro de carretera femenino entre una chica ecuatoriana y otra española.
                                  

Wong Kar Wai, en 1997, nos regaló una mirada asiática de Argentina con la maravillosa Happy Together. Una estética y fotografía inolvidables de esta historia de amor de dos chicos en un mundo ajeno a su cotidiano. 



Siguiendo con el tema gay, cruzamos el Pacífico y llegamos al otro lado del mundo, Australia. Cruzamos el Northern Territory con las graciosas Adventures of Priscilla, Queen of the desert (Stephan Elliott, 1994), locura de colores entre el musical anti-Abba y un viaje en el mundo de los travestis.
                                       
Una de las mejores manera de dar la vuelta por el mundo en menos de dos horas es probablemente con Night on Earth (1991) de Jim Jarmusch pasando una noche en un taxi de Los Angeles, Nueva York, París, Roma y Helsinki.                
Y por fin mencionaré una película que nos hace viajar a través de las diferentes etapas de la vida y de una relación de pareja, gracias a varios paseos en coches. Two for the road (Stanley Donen, 1967), una elegante metáfora con la más elegante de todas las actrices, Audrey Hepburn.

BON(S) VOYAGE(S) !