Dreaming Spires(2014-2016), una trilogía de aventuras, misterio y romance que bebe de la literatura gótica clásica, ha consolidado a Victoria Álvarez (Salamanca, 1985) como una de las escritoras más interesantes del género en España. La autora, doctora en Historia del Arte y profesora de la Universidad de Salamanca, se dio a conocer en 2011 con Hojas de dedalera, una novela sobre una joven médium en la Inglaterra victoriana, y poco después publicó Las eternas (2012), también de romance paranormal, esta vez ambientada en Venecia a principios del siglo XX. Si bien ambos libros tenían carencias, sus páginas dejaban entrever un buen pulso narrativo, una voz curtida en lecturas que sabe contar historias y solo necesita pulirse. Desde entonces, Victoria Álvarez ha mantenido su gusto por los temas paranormales y las pasiones turbulentas; aun así, en la trilogía se aprecia un notable crecimiento como narradora, tanto en la escritura (más depurada y ágil, sin excesos descriptivos) como en el entramado (mejor hilvanado, con las subtramas más equilibradas). Además, demuestra una voluntad de no encasillarse en lo puramente inglés, una voluntad de explorar otros ambientes, otras posibilidades que enriquezcan sus historias. Sí, sin duda Dreaming Spires es su mejor trabajo hasta el momento.
Todo comenzó con un viaje a un castillo irlandés en 1903. El profesor Alexander Quills, el tímido estudiante Oliver Saunders y el mujeriego Lionel Lennox, autores de la revista sobre fenómenos paranormales Dreaming Spires, abandonaron unos días su Oxford natal para investigar la presencia de una extraña criatura en un pueblecito irlandés. Al final, no solo desentrañaron el misterio, sino que la experiencia marcó un antes y un después en las vidas de todos ellos, tal como se narra en Tu nombre después de la lluvia (2014), el primer volumen de esta trilogía. En Irlanda, precisamente, entró en escena la enigmática señorita Stirling, por aquel entonces un personaje secundario que asume el rol de antagonista, aunque su papel se hace más complejo a medida que la saga avanza. En la segunda parte, Contra la fuerza del viento (2015), encontramos a los protagonistas más maduros: han pasado dos años desde la aventura irlandesa y parecen más asentados. En esta ocasión, les toca poner rumbo a una plantación de Nueva Orleans, donde les espera el caso de un supuesto barco fantasma. Y, de nuevo, Stirling está por en medio. El desenlace también supone cambios importantes para ellos, unos cambios que ahora se reflejan en El sabor de tus heridas (2016).
Karlovy Vary
La historia de El sabor de tus heridasse sitúa en la Navidad de 1909, unos años después de su última investigación. Esta vez la vida no ha tratado nada bien a los protagonistas y, por si fuera poco, están algo distanciados. No obstante, se verán obligados a juntarse, y no para desentrañar un misterio, sino para salvarse a sí mismos y a las personas que más quieren. Ha llegado la hora de la verdad: el príncipe Dragomirásky ha ido más lejos que nunca y los de Oxford —Alexander, Oliver, Lionel y Veronica— no pueden permitir que se salga con la suya. Ni los de Oxford, ni otros enemigos del príncipe que se cruzarán en su camino. También la señorita Stirling se enfrenta a un gran peligro. Los sucesos los llevarán de Oxford a París, donde comienza su misión, y de ahí a Karlovy Vary, cerca de Praga. Y, aunque emprenden el viaje pensando en su futuro, la búsqueda los obligará a mirar hacia el pasado, hacia los orígenes de la estirpe Dragomirásky, para tratar de entender al fin su particular pacto faustiano… y cómo acabar con él.Por la naturaleza de la trama —ya no investigan un caso como un grupo de detectives, sino que ellos mismos se convierten en protagonistas de una novela de acción—, este volumen tiene un ritmo más trepidante que los anteriores y abundan las escenas de alta tensión (enfrentamientos, tiroteos, persecuciones). Ahora no se trata de ir desentrañando pistas, de menos a más, puesto que desde el principio se ven envueltos en un enredo que los deja intranquilos. Con todo, estos «efectos especiales» no son lo más interesante de la novela —lo que no quita que entretengan mucho y sean muy eficaces para mantener la atención—. No, lo más interesante no está en los hechos concretos, sino en la evolución psicológica de la señorita Stirling. La hemos conocido en muchas facetas: la villana, la femme fatale, la niña vulnerable, la mujer enamorada, la sierva encadenada. La autora ha sabido mostrar esas transiciones hasta el punto de convertirla en el centro de la obra, por delante de los tres hombres, que de entrada parecían los protagonistas. Todos experimentan cambios, es cierto, pero ninguno brilla como ella, ninguno pasa por tantas etapas, ninguno tiene su carácter, esa fuerte personalidad que sin embargo esconde fisuras, matices, recovecos. Al pensar en la trilogía en conjunto, Stirling sobresale como la esencia de Dreaming Spires.Victoria Álvarez