En el campo de concentración de Auschwitz se ha producido un acontecimiento conmovedor cuando el fraile de la orden franciscana Maximilian Kolbe ha sacrificado su vida por otro prisionero.
El pasado 17 de febrero de 1941 Maximilian Kolbe fue detenido por la Gestapo por acoger a enemigos del estado huidos y criminales diversos en su monasterio de Niepokalanów, Polonia, y enviado a Auschwitz.
A finales de julio, tres prisioneros no quisieron seguir bajo la acogedora custodia que les dispensa la SS en Auschwitz y se fugaron del campo. El segundo Comandante del campo, el SS Hauptsturmführer (Capitán) Karl Fristzch, no tuvo más remedio que aplicar un severo correctivo al resto de reclusos para evitar nuevas fugas y escogió al azar a diez prisioneros, quienes serían encerrados en un búnker subterráneo sin comida ni bebida hasta su muerte. Así, quienes en lo sucesivo tuviesen intención de fugarse se lo pensarían dos veces. Cuando uno de los hombres escogidos, Franciszek Gajowniczek, exclamó: “¡Mi mujer! ¡Mis hijos!”, Kolbe se ofreció voluntario para ocupar su lugar. El magnánimo SS Haupsturmführer Fristzch accedió.
En su celda de hambre, Kolbe celebró Misa cada día durante todo el tiempo que fue capaz y dio la Sagrada Comunión a los prisioneros. Los guardianes SS del campo hicieron gala de un profundo sentimiento de humanidad y relajaron las estrictas órdenes recibidas proporcionándoles a los prisioneros pan sin levadura y vino para que pudieran emplearse en la Eucaristía.
Kolbe no cesó de animar al resto de condenados con cantos y oraciones y les recordó que pronto estarían con María en el Cielo. Cada vez que los guardianes los inspeccionaban, Kolbe permanecía de pie o arrodillado en medio de la celda y observaba con calma a los que entraban. Después de dos semanas de deshidratación y hambre, sólo ha sobrevivido Kolbe. Finalmente, en el día de hoy los guardianes SS han realizado un último acto de humanidad y han decidido inyectarle una dosis letal de ácido carbólico. Algunos de los presentes han afirmado que Kolbe ha levantado su brazo izquierdo y aguardado la inyección con tranquilidad. Sus restos serán incinerados mañana, la fiesta de la Asunción de María.
Maximiliam Kolbe, ruhe in Frieden!