El sanatorio abandonado en el que estuvo ingresado Hitler

Publicado el 27 mayo 2013 por Husmeandoporlared @husporlared


En los últimos años del siglo XIX, la población de Berlín crecía rápidamente. Los problemas que ocasionaba el que tantas personas convivieran en condiciones de hacinamiento poco higiénicas no se quedaban atrás. Uno de esos problemas era la tuberculosis. 
En 1898 el alemán Instituto Nacional de Seguros construyó un sanatorio para las víctimas de la tuberculosis, enfermedad que en aquellos años estaba en pleno apogeo.
Beelitz-Heilstätten (o el Sanatorio Beelitz) fue un importante establecimiento sanitario y funcionó durante muchas décadas. Entre sus paredes estuvieron ingresados una serie de infames pacientes, como Adolf Hitler.
Sin embargo ahora está abandonado. 
Este es uno de esos edificios que es algo más que un simple montón de ladrillos y cemento. Si alguna construcción pudiera tener alma, sin duda ésta sería uno de ellas.
Esta es su historia.

Aunque está a poca distancia de la capital alemana, el bosque Beelitzer se consideró adecuado para levantar un sanatorio, ya que la zona disfrutaba del aire fresco del campo. Sin embargo, cuando estalló la Primera Guerra Mundial en 1914 no pasó mucho tiempo antes de que fuera requisado y se convirtiera en un hospital militar dedicado a cuidar a los soldados heridos en el frente. En los últimos meses de 1916 un joven soldado llamado Adolf Hitler fue enviado allí para recuperarse de una lesión muscular sufrida durante la batalla del Somme.







El trastorno posterior a la guerra en la década de 1920 hizo que el sanatorio creciera y pasara a ser, además de hospital militar, civil. Miles de pacientes eran tratados en sus instalaciones. El sanatorio se administraba como si de un pequeño pueblo se tratara, tenía su propia carnicería, panadería y lavandería por no hablar de instalaciones para un mayor confort, como un restaurante y un bar con terraza.






Durante la crisis económica de los años 1923 - 1924 se cerraron varias salas, pero a finales de la década de los años 20, se volvieron a abrir de nuevo todas y se convirtió en un referente mundial en el tratamiento de la tuberculosis.




El sanatorio incluso tenía su propia central eléctrica que generaba tanto calor que, aun en las profundidades del invierno, la nieve no cuajaba en los terrenos del sanatorio. Durante la década de 1930 el sanatorio continuó prosperando a pesar de que la guerra se avecinaba en el horizonte. Fue requisado una vez más y se convirtió en hospital militar durante la Segunda Guerra Mundial, con varios de sus edificios destruidos por los bombardeos aliados.




Después de la guerra Beelitz-Heilstätten se encontraba bajo el control comunista, en el interior de la República Democrática Alemana (el nombre dado a la Alemania Oriental comunista, sin ironía alguna). Fue utilizado como centro de tratamiento para los soldados soviéticos estacionados en la zona. Los políticos de mayor nivel de Alemania Oriental también eran tratados en el sanatorio, incluyendo a Erich Honecker. El depuesto líder de la RDA utilizó el hospital como el punto desde el que partió a tomar un vuelo con destino a Moscú después del derrumbe del comunismo, ya que temía que pudiera ser juzgado por crímenes contra el pueblo alemán.




Finalmente los soviéticos se retiraron en 1994 y el hospital  quedó vacío. Como el conjunto de edificios siempre estuvo en manos de lo que era esencialmente una fuerza de ocupación, se encontraba en una especie de limbo legal y no fue hasta tres años después cuando parte del sitio empezó a ser reconstruido. Sin embargo, la gran mayoría de los edificios siguen vacíos desde entonces, medio abandonados y poco a poco, pero inexorablemente, el deterioro y la ruina se ceba en ellos.