Por fortuna para los españoles, el sanchismo todavía no se atreve a abordar los niveles superiores de las tiranías comunistas: acoso a los disidentes, encarcelamientos, torturas, desapariciones y finalmente ejecuciones.
Sánchez y los suyos se creen con derecho a ejercer el poder y no admiten que ese mismo derecho lo tengan sus adversarios de derecha. Es más, al igual que Raúl Castro, Nicolás Maduro y Daniel Ortega, tiranos de Cuba, Venezuela y Nicaragua, respetivamente, Pedro Sánchez cree que es un deber de todo revolucionario que aspire a cambiar el mundo conservar el poder como sea, sin entregarlo a la oposición, creencia que constituye el mayor peligro imaginable para la democracia y la libertad.
Las izquierdas que gobiernan España, ante los resultados contrarios que anticipan las encuestas, están perdiendo los nervios y adoptando medidas sucias y represivas, incompatibles con la democracia.
Están organizando y financiando redes secretas de polemistas que intervienen con argumentos y apuestas pro gubernamentales en los foros y medios; están organizando y financiando ejércitos de chivatos y denunciantes que vigilan a los disidentes en las redes y los denuncian para que sus páginas y tribunas sean clausuradas; están presionando a los medios y redes sociales para que no dejen circular informaciones contrarias al poder de las izquierdas.
Organizaciones como Facebook, junto a buena parte de los medios de comunicación españoles, son claramente proclives a ayudar al gobierno de Sánchez en sus tareas represivas y en la censura.
Prueba de que esa actividad miserable de los censores pagados por el poder político gobernante son la multitud de páginas y perfiles que están siendo castigados, silenciados o definitivamente cerrados en Facebook y otras plataformas.
Por el momento, la represión se mantiene en niveles prudentes y moderados, pero eso no significa que si las cosas les van mal en vísperas de las elecciones, la actividad represiva se acentúe y el poder adopte otras medidas para ganar "como sea".
Además de las medidas de censura e intimidación de los disidentes, el sanchismo y sus socios comunistas están lanzando otras iniciativas también de dudosa ortodoxia democrática y ajenas a la libertad, como la compra de votos, el incremento de la presión adoctrinadora y propagadora de mentiras en los medios de gran audiencia y otras medidas de reparto de beneficios y ventajas para colectivos concretos, que cuestan enormes cantidades de dinero, pero que ellos creen que tendrán una positiva incidencia electoral.
Las últimas medidas pretende ganar adeptos y votos, desde la eliminación de la sedición y la malversación del código penal al lanzamiento por Correos, presidido por un amigo del presidente Sánchez, de un sello que ensalza y rinde homenaje al Partido Comunista de España, ignorando que el comunismo está condenado por Europa y que es la ideología más letal de la historia humana.
Francisco Rubiales