Ya le abuchean hasta en el extranjero. Hace tres meses lo humillaron con un abucheo memorable en la Eurocámara. Cualquier tipo decente del mundo, sobre todo si es un político demócrata, ante ese rechazo masivo y evidente habría dimitido, pero Sánchez lo aguanta todo, quizás desde una personalidad patológica y seriamente dañada.
Si no le quieren los obreros, ni las clases medias, ni los autónomos, ni los empresarios, ni los demócratas, ni los cristianos, ni los patriotas, ni los que trabajan y son aplastados por sus impuestos abusivos, ni la gente honrada, ¿Quien vota a ese mequetrefe?
Las cuentas no salen porque en España no hay tantos delincuentes, vagos, inmigrantes ilegales, miembros de la liga LGTBI, corruptos y adictos a las subvenciones y al reparto del botín público como para que el sanchismo saque más de medio centenar de diputados. ¿De dónde salen los restantes? ¿Cómo un tipo al que se le ha perdido el respeto y que es masivamente rechazado puede estar gobernando España?
Todo un misterio, cada día más sospechoso e increíble.
Muchos españoles creen que que si las elecciones fueran limpias y fiables, sin trucos ni pucherazos ocultos, el sanchismo sacaría menos votos que VOX.
Francisco Rubiales