Los casos conocidos integran una lista abrumadora y brutal que, en si misma, debería provocar que los partidos políticos implicados fueran clausurados y apartados de la vida política. Sobre todo si se tiene en cuenta el principio universalmente reconocido de que únicamente sale a la luz entre el 10 y el 15 por ciento de la corrupción real. Si ese principio se aplica a España, nuestros saqueadores han robado mas del doble del PIB anual de España, una cantidad tan enorme que si se recuperara convertiría a España en un país más rico que Alemania.
Así son las cosas, nos gusten o no. Los jueces españoles no darían abasto, ni siquiera en diez años, para juzgar toda la corrupción que ha existido desde que se instauró esta falsa democracia de rufianes.
Pero lo peor no es lo que ya ha ocurrido, esa basura acumulada en el estercolero español, sino la falta de esperanza y de remedios que se proyecta hacia el futuro. La justicia no es lo bastante independiente y está minada por los partidos, que le impiden condenar masivamente a las legiones de corruptos, sobre todo a los que están arriba y tienen la responsabilidad suprema. Los partidos políticos, por su parte, se resisten a castigar a los corruptos como el pueblo quiere y una parte de los ciudadanos españoles, incomprensiblemente, siguen votando a sus verdugos y saqueadores, como si les autorizaran a seguir practicando el despojo.
El PP, PSOE y los nacionalistas, las tres grandes pata de la pocilga corrupta española, dicen que la corrupción es cosa del pasado, pero les juro que no es cierto. Es cosa del presente y del futuro porque el botín no sólo no se ha acabado sino que cada año es más prometedor porque los impuestos suben, el número de rufianes se incrementa y la llegada de decenas de millones de turistas aportan atractivos nutrientes para seguir robando.
¿Que hacer ante el saqueo de España, si estamos convencidos, lógicamente, que los partidos políticos, acostumbrados a saquear, no van a hacer nada por impedirlo? La única solución es el boicot ciudadano. Del mismo modo que hemos inyectado el miedo en las venas a las empresas catalanas que apoyaban en independentismo dejando de comprar sus productos y obligandolas a trasladar su sede fuera de Cataluña, debemos boicotear a los partidos que tienen responsabilidad en el inmenso saqueo de España y expulsarlos del poder, hasta que sean sustituidos por una clase de políticos dignos y decentes, que respeten a los ciudadanos y que teman una ley que deberá ser rigurosa y cruel con aquellos que desvalijan la nación.
Francisco Rubiales