Los artesanos renacentistas de la taracea de madera fueron consumados maestros de la nueva perspectiva matemática con puntos de fuga. Esa tradición se mantiene incluso en piezas tan tardías como el escritorio rococó del Rijksmuseum que presentamos; se trata de una obra maestra ejecutada por el ebanista alemán David Roentgen.
Mirando de frente, la perspectiva se ve además reforzada por la inclinación del tablero abatible para la escritura. Aparte del fácil recurso del ensolado, lo que realmente hace singular el mueble son los detalles arquitectónicos, los espacios abiertos tras las galerías: toda una exhibición de virtuosismo.
Si miramos el secreter desde arriba, en lugar de la perspectiva se utiliza otro recurso óptico: la paradoja del cubo o del centón.
Al lado del escritorio puede verse un reloj de 1872 con alegorías de la astronomía en Porcelana de Sevres. Mostramos el detalle del angelote con instrumentos matemáticos y un telescopio.