No es muy frecuente la fusión del cine romántico con el fantástico, géneros en principio contradictorios y difícilmente conciliables. Esta producción americana lo intenta con resultados desiguales y sin arriesgar demasiado. El encanto y atractivo de Blake Lively son evidentes y en ellos se sustenta toda la película, además de la agradecida aparición de Harrison Ford, pero no son suficientes para hacerla destacar por encima de la media. En cambio el tono lánguido y algo empalagoso de sus casi dos horas la hacen perfecta para verla en compañía de la media naranja un catorce de febrero.Puntuación @tomgut65: 5/10