Hace dos meses se estrenaba en los cines un documental autobiográfico de Gonzalo Boye Tusset, chileno afincado en España que fue condenado a 14 años de cárcel por ayudar a ETA en el secuestro durante 249 días de 1988 del empresario Emilio Revilla.
Dentro de pocos días se estrenará otra película, pero esta sobre el propio Revilla y la periodista que lo vio llegar de madrugada, ya libre, cerca de su vivienda.
“249. La noche en que una becaria encontró a Emiliano Revilla”, que narra la historia de María José Sáez, de la Agencia EFE, que esperaba su gran exclusiva: la vuelta a casa del secuestrado.
Cuando el 30 de octubre de 1988 liberó a Revilla, ETA había asesinado ya a 16 de las 20 personas que mató aquel año; en 1980 habían sido 93.
No se detuvo a los secuestradores, aunque sí a tres chilenos que habían colaborado o pertenecido al MIR, uno de ellos, Boye.
El Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) había tratado de forzar al presidente socialista Salvador Allende con acciones violentas a ser más radical, lo que facilitó un estado de ánimo mayoritario en su país que acogió sin demasiado disgusto el golpe de Estado del general Pinochet de 1973.
Boye estudió derecho en la cárcel durante los seis años que cumplió de condena, y al salir abrió un bufete en el que defiende causas políticas de ultraizquierda, pero también a narcotraficantes, sobre todo, latinos, e ideológicamente a los yihadistas antiisraelíes de Hamas.
Además de letrado es editor de la revista supuestamente satírica Mongolia; condensa el “espíritu del MIR” que se pretende extender por España y que se cata en algunas ramas de Podemos y allegados, y Otegui con Sortu y EHBildu.
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SALAS