Revista Cine

El señor de la guerra (Lord of war, Andrew Niccol, 2005)

Publicado el 28 junio 2013 por Juanjo85
El señor de la guerra (Lord of war, Andrew Niccol, 2005)
Uno de los filmes más olvidados y reivindicables del nuevo sigloEl señor de la guerra (Lord of war, Andrew Niccol, 2005)
A medio camino entre el cine de gángsters al estilo Scarface (Brian de Palma, 1983) y Uno de los nuestros (Goodfellas, Martin Scorsese, 1990) y el de denuncia social o carácter crítico-didáctico-informativoo  (aunque resulta más cercana, eso sí, a todo esto que al cine de gángsters, o al menos eso extrae uno al ver la película), El señor de la guerra resulta una sin duda original, singular y (para algunos) comedia negra (pero muy negra, y acariciando la sátira) proveniente de un realizador que suele moverse muy bien en el terreno de la ciencia-ficción con las espléndidas y muy prestigiosas (al menos la primera)  Gattaca  (1997) y la más reciente In time (2011), además de haber escrito la también magnífica El show de Truman (The Truman show, Peter Weir, 1998) pero que aquí cambió totalmente de registro, logrando un eficaz y muy interesante cambio de rumbo a su carrera.El señor de la guerra (Lord of war, Andrew Niccol, 2005)
Abarca el poco explorado en el cine mundo del tráfico internacional de armas con un Nicolas Cage que completó un gran 2005 con esta y su otra aparición en la gran pantalla, la muy estimable y poco reconocida El hombre del  tiempo (The weather man, Gore Verbinski). También incluye en su reparto a Jared Leto y a Ethan Hawke, entre otros secundarios.El señor de la guerra (Lord of war, Andrew Niccol, 2005)
Vagamente basada en un personaje real, nos hallamos en el Nueva York de principios de los 80. Yuri (Cage) y su hermano Vitali (Leto) son los hijos de un matrimonio ucraniano que emigraron a la ciudad de los rascacielos huyendo del régimen comunista (el protagonista se cagará en todo una vez se derrumbe ese régimen, ya que pierde mucho negocio). Pronto el ambicioso Yuri se da cuenta de que el tráfico de armas puede ser un muy rentable negocio puesto que la gente necesita armas como el comer, y decide lanzarse al tráfico de armas internacional, tratando de iniciarse en el mundillo haciendo negocios con el más importante dealer del mundo por aquellos años, interpretado por el gran Ian Holm, pero fracasa estrepitosamente, al considerarle éste un amateur. Pero Yuri no se dará por vencido y pronto conseguirá tratos con dictadores, milicias y guerrillas de todo el mundo, sin prestar ninguna atención, digamos, “moral” sobre a quién estaba financiando, al contrario que el personaje de Holm.El señor de la guerra (Lord of war, Andrew Niccol, 2005)
Con el tiempo los dos hermanos se separarán, ya que Vitali se centrará en odiar a su hermano por financiar la muerte en el mundo y en drogarse más y más, mientras Yuri prosperará enormemente  (viajando por todo el mundo, desde África hasta Rusia pasando por los Balcanes y Sudamérica) y se casará con el amor de su vida (con una mujer florero, (“lo malo de tener  a la mujer de tus sueños es que se hace real”, que no sabe a lo que se dedica su marido pero que evidentemente le gusta vivir como una reina, y a la que le pone los cuernos allá donde va a vender armas) , mientras será perseguido de forma implacable por un agente de la Interpol (Hawke).El señor de la guerra (Lord of war, Andrew Niccol, 2005)
Al principio de este artículo he mencionado Uno de los nuestros y no por casualidad. En aquella epopeya Martin Scorsese introdujo técnicas de narración tales como un ritmo vertiginosamente cardíaco, un uso no menos brillante (y delirante) de la banda sonora y un estilo de narración apoyado por la voz en offdel protagonista, en un género tan reacio a ese tipo de cosas como era el cine negro, y más en su variante de mafias. De modo que la sombra de Scorsese es muy alargada. Y, para el caso, la de Brian de Palma, de quién Niccol también toma como referencia ciertos elementos de El precio del poder (Scarface, 1983), un filme a día de hoy tan carismático como ciertamente mediocre. Aunque también vemos ciertos ramalazos de Traffic (Steven Soderberg, 2000), Tres reyes (Three kings, David O. Russell, 1999) o Blow (Jonathan Demme, 2001, un entretenido filme con Johnny Depp y Penélope Cruz que parecía  un calco de Uno de los nuestros).El señor de la guerra (Lord of war, Andrew Niccol, 2005)
No cabe la menor duda de que Yuri es un ser sin sentido alguno de la ética y la moral (sólo busca ganar dinero, a costa de quien sea, apuntando incluso que “la venta, legal, de tabaco, mata a más gente que las armas”…y habría que comprobar cuánta razón hay en esa afirmación), dedicado por entero a ganarse la vida de la forma en que se la gana y con el máximo profesionalismo. El filme es un ejemplo de puro cine desde su primera secuencia, la de los títulos iniciales, que muestra el proceso de manufacturación de una bala…hasta que es disparada a la cabeza de un niño. Desafortunadamente, la reacción del público en el momento de su estreno fue de una indiferencia y una ignorancia muy preocupantes.El señor de la guerra (Lord of war, Andrew Niccol, 2005)
Con decenas de frases inteligentes, empezando (y terminando) por esa de “soy un mal necesario” (hay que ver la película para entender el significado de esa afirmación en toda su extensión, además de para entender la denuncia que hace el filme del tráfico de armas), Niccol despacha un producto de primerísimo orden, ficción amparada en hechos reales, apoyada en un guión de hierro y ofreciendo una versión bastante hipócrita (y para desgracia de todos, real) de las guerras del mundo y de las personas, como Yuri, que las hacen posibles. No justifica a su protagonista, sino que deja que el público le juzgue, a pesar del modo en que se gana el pan.El señor de la guerra (Lord of war, Andrew Niccol, 2005)
Yuri se pasa toda la película reafirmándose en lo que hace: “si yo no lo hago, se me adelantará alguien: así que mejor lo hago yo” o “en el mundo hay un arma por cada doce personas. ¿Cómo se arman las otras once?”. No pierde ni un segundo en cuestionar los conflictos que financia (ni siquiera si las armas que vende son para matar a habitantes de su propia nación o a gente inocente).El señor de la guerra (Lord of war, Andrew Niccol, 2005)
Una excelente apuesta (sorpresa) a pesar de su mensaje final (de admirar el ataque del director a su nación, con esa liberación, por parte del gobierno, de Yuri, porque les interesa que siga traficando y sacar tajada, encubriendo las operaciones de venta de armas de los EEUU (“su jefe es el mayor traficante de armas del mundo” le dice al personaje de Hakwe una vez detenido) o la revelación de que los tres principales países que trafican con armas sean EEUU, Reino Unido y Francia, tres de los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU…más hipocresía imposible para una película en la que buena parte de su interés reside en lo que cuenta, más allá de cómo lo cuenta (ya hemos comentado sus influencias). Os dejo el tráiler en castellano.


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