`El Señor de las Bestias´-el alumno aventajado de Conan

Publicado el 15 abril 2013 por Cinefagos

 

En los años ochenta, más concretamente en 1982, se estrenó El Señor de las Bestias (The Beastmaster -1982), posiblemente una de las mejores cintas de fantasía donde el protagonista acabó teniendo entidad propia, protagonizando dos secuelas totalmente olvidables, lo cual no mermó la calidad de la primera entrega. Y es que en aquellos años proliferaron las producciones (véase Kull, el Conquistador, Ator el Poderoso o Los Bárbaros, entre otras muchas) donde la gente saldaba sus problemas con espada en mano y fuerza bruta. El campeón, el número uno siempre ha sido Conan, creado por Robert E. Howard y que tuvo su máximo exponente cinematográfico de la mano de John Millius en la dirección y de Arnold Schwarzenegger interpretándolo. Evidentemente también ofrecieron una secuela, la cual ni poseía la increíble banda sonora de Basil Poledouris ni las magníficas escenas de acción (sobre todo en el tramo final), ni nada de nada que se pudiese disfrutar.

El Señor de las Bestias estuvo dirigida por  Don Coscarelli (el cual sólo alberga doce películas en las labores de dirección, cuatro de ellas de la saga Phantasma) y protagonizada por Marc Singer (actor que interpretó a Mike Donovan en la famosa serie de televisión V), y a punto estuvo de acabar con los cabezales del vídeo de mi progenitor por el número de veces que acababa viéndola. Con eso dejo constancia del cariño que le tenía (y le tengo) y los buenos ratos que me hacía pasar cuando era todavía un crío. Casualidades de la vida la cinta que nos ocupa se estrenó el mismo año que la de Conan, aunque ni de lejos llegó a tener la repercusión y la importancia que tuvo la de Millius.

¿De qué trata El Señor de los Bestias? Pues la premisa es simple pero al mismo tiempo los guionistas -entre ellos Coscarelli- quisieron meter algo más de chicha. Si bien hay traiciones, padres y padrastros asesinados, etc. Como buen culebrón que se tercie (¿acaso Conan no acaba enfrentándose a los que masacraron a sus progenitores en la película de Millius?) hay que ajustar cuentas de cara al final de la película.

En la página Filmaffinity nos cuentan esto:

“Tras el nacimiento del nuevo hijo nonato del rey, Dar, es secuestrado por un sacerdote de la orden de Jun y abandonado a su suerte. El bebé es encontrado por una familia de campesinos que lo adoptan sin saber quién es realmente. Cuando el joven Dar esta cerca de llegar a su edad adulta, contempla como toda su familia es asesinada por hordas de salvajes, y descubre, en ese momento, que tiene la facultad de comunicarse con cualquier clase de animal. Dar iniciará entonces el camino de su venganza para dar con los asesinos de su familia.”

Un buen resumen la verdad. Con lo que por mi parte no tengo nada más que añadir para el que quiera hacerse una idea de lo que verá en la pequeña pantalla o en el monitor de su ordenador (o tablet, ya puestos).

Lo bueno de esta película, que a simple vista puede parecer “una más”, es el cocktail de personajes y situaciones que se van sucediendo. A veces incluso sin dar respiro alguno. ¿Queréis ver por qué a Dar (Marc Singer) le llaman El Señor de las Bestias? Pues ahí está el águila, el león y los hurones. ¿Queremos compañeros para él? Pues nada mejor que una espectacular Tanya Roberts (una actriz con una filmografía penosa, por desgracia) y una pareja -un chaval adolescente y su guardaespaldas- que dará que hablar conforme avance la trama. ¿Enemigos? Pues tiremos la casa por la ventana también. Rip Torn como sacerdote cabroncete, un tipo cachitas que no se quita el casco en toda la película, unas brujas más feas que un dolor de estómago -aunque con buen tipo, todo hay que decirlo-, unos tíos a los cuales los convierten en máquinas de matar -también con casquito de rigor- y finalmente una especie de ¿murciélagos gigantes con aspecto humanoide, pero no son tan malos la verdad.

 ¿Armas? Pues Dar demuestra su maestría (le enseñó de pequeño su padre adoptivo) con la espada, aparte de un arma arrojadiza que se antoja como la “primera versión” del Chakram de Xena -la princesa guerrera-.

Y claro, vas sumando unas cosas y otras y te encuentras con una película que ves de crío, y de mayor, y te sigue pareciendo fresca, entretenida y con momentos que no olvidas. Es lo bueno de El Señor de las Bestias, que toca tantos palos, y de buena manera, que se aleja de esos subproductos ridículos -y graciosos a la postre- que aparecieron desde Italia para seguir la estela de Conan.

Marc Singer, por su parte, no volvió a hacer en mi opinión otro papel tan destacable en su carrera. Si obviamos su participación en la serie “V”. Como suele pasar El Señor de las Bestias, con el buen recuerdo que supuso en parte del público, tuvo dos secuelas. Una en 1991, “El Señor de las Bestias 2: La Puerta del Tiempo y en 1996 -directamente para televisión- “El Señor de las Bestias 3: El Ojo de Braxus. Directamente para coger la maquinita de los Men in Black y hacer olvidar completamente su visionado a aquellos ilusos que las vieron. Una porquería, ya no por su presupuesto (porque la primera entrega tampoco lo tuvo grande) si no más bien por el tono ridículo que desprendía y lo absolutamente perdido que se encontraba Singer. En la segunda parte incluso se atreven a traer al personaje a nuestros tiempos, con eso digo todo. Aunque en un What If? de la editorial Marvel hicieron algo similar con Conan, pero eso es otra historia…

El encanto que tiene esta película es que podías verla un Sábado por la tarde -unos tiempos donde las cadenas televisivas todavía se preocupaban por el televidente y no tenías que saber quien fornicaba con quien, donde o cuando- y sentir que estabas ante un entretenimiento en toda regla. Coscarelli consiguió que los actores se tomasen la película en serio y eso se nota, o por lo menos el público sí lo hizo. Desde luego hablo de una recomendación obligada para los amantes del género de fantasía heróica y un placer visual para aquellos que quisieron que Conan El Destructor hubiese sido mejor, que Ator El Poderoso no fuese tan estúpido o que Los Bárabaros parecieran recién salidos de una lucha de Wrestling (aunque como he dicho antes, esas pelis hay que verlas como lo que son).

Fdo: Snake