¿No es asombroso que la gente llegue a querer tanto a sus hijos que prácticamente viva por ellos?
Me gustó esta pregunta. Yo quitaría el "prácticamente" y respondería con un rotundo sí. Queramos o no, cuando nos convertimos en padres, los seres humanos despertamos también a una nueva vida. Una de las cosas que se me vino a la cabeza cuando me convertí en madre por primera vez fue que mi vida ya no sería la misma. Daba igual no que pasara, mi yo-individual había dejado de existir para dar paso a mi yo-madre-de-mis-hijos.Esto no quiere decir que no tenga parcelas de mi vida reservadas a mis otros seres queridos o a mis aficiones, pero, de un modo u otro, mis pequeños siempre están presentes. De hecho, me sucede algo muy raro cuando tengo recuerdos del pasado anterior a mi maternidad, en esos recuerdos aparecen pululando mis hijos. Es surrealista, pero los veo en mi boda, en mis primeras citas con mi marido, cuando estaba en la universidad. Puede que si Freud me psicoanalizara me dijera que estoy loca de remate o que estoy totalmente abducida por mis hijos. Las dos opciones son posibles.Como decía, esta pregunta la lanza una jovencita universitaria cuando habla con sus amigas del control que ejercen los padres sobretodo sobre las adolescentes. Yo también tenía estos mismos sentimientos. También pensaba que mis padres debían vivir más por ellos y no estar tan pendientes de sus hijas. Ahora los entiendo un poquito mejor. Sé que mis hijos pensarán lo mismo de su madre-pesada-que-aun-se-piensa-que-tiene-un-bebé-en-sus-manos. Y así tiene que ser; que ellos quieran volar y que nosotras sigamos cuidando el nido.Sólo espero llegar a ser una madre protectora pero no absorvente. El tiempo lo dirá.