En esta ocasión nos vamos a centrar en una de esas preguntas tan subjetivas en las que nadie tiene la respuesta correcta, simplemente pueden aportar su opinión sobre el tema.
Es verdad que la historia está llena de sucesos que hacen pensar que balanza se decante por la maldad que habita en nuestro interior (asesinatos, guerras, robos, violaciones, crueldad extrema...) empleados por y para la satisfacción de unos pocos destruyendo la vida de otros tantos iguales sin importar las consecuencias siempre y cuando les sean favorables.
Pero generalizar por el comportamiento de cierta gente tampoco es bueno y de paso opacaría todos los gestos de bondad que también han existido a lo largo de todos estos siglos, aunque como ocurre en la mayoría de los casos, nos afecta mucho más algo malo en nuestras vidas que algo bueno.
Pensar que no existe ese lado positivo en el ser humano nos afecta a la esperanza, a creer que en un futuro seremos presos de nuestras propias actitudes condenando a nuestra raza.
No me estoy poniendo en términos religiosos, ni hablando de un hipotético día del juicio final en el que todos seremos castigados a la vez y se acabará el mundo, pero si de un declive temporal que hará que la humanidad vaya acabando con él sin importarles lo más mínimo porque afectará a las siguientes generaciones o dentro del caos, ellos mismos tendrán una buena vida...
1. LA BONDAD DEL SER HUMANO
La cuarta definición nos la define implícitamente como un poder que tenemos y cuyo uso en vez de debilitarnos, nos potencia como mejores personas en todos los ámbitos y la quinta definición nos habla de tratar a nuestro igual de la misma forma que nos gustaría ser tratados por ellos.
De alguna forma nos hace pensar de diferente forma a las tres definiciones primarias, las cuales permanecen ciertamente neutras sobre el poder que tiene y la igualdad o camaradería que debiéramos tener como personas, centrándose exclusivamente en una posibilidad u opción del ser humano.
Es verdad que el ser humano suele ser egoísta por naturaleza y prima su propio bien por encima del colectivo, pero también es cierto que la bondad con el prójimo nos transfiere el poder de ser más felices y de sentirnos mejor con nosotros mismos.
Una lección de vida nos habla que en nuestro interior existen dos lobos que representan nuestros lados contrapuestos frente a las dudas que surgen en nuestra vida. Depende de cual alimentemos más, será el que predomine en nuestras acciones. En este caso la bondad representa nuestra vertiente más emocional, mientras la maldad, vista desde un ángulo centrado en el egoísmo, nuestro lado más racional, el pensar en nuestra supervivencia o bienestar por encima de la del colectivo.
Lo que no nos damos cuenta es que en la unión prevalece la fuerza, y no en la individualidad, si todo el mundo se beneficiara del prójimo y se ayudasen de forma mutua, es mucho más sencillo que a todos les fuese mejor y, a su vez, que el mundo como tal lo notase. Pero el hecho de prevalecer, ser superior, vivir mejor que los demás o tener privilegios que el resto no tiene, es un mal demasiado provocador para cualquier animal en este planeta, no es distinto para el ser humano.
Hay datos que son demoledores en los porcentajes de las encuestas: el 93% de las personas creemos que un acto de bondad nos hace ser más felices, el 90% que la bondad saca lo mejor de uno mismo, el 86% define bondad como dar sin mirar a quien, el 60% piensa que la velocidad del día a día, nos hace olvidarnos de ella, sólo el 38% intenta tener actos altruistas o comportarse bien con la gente diariamente y siete de cada diez personas piensa que es un valor en peligro de extinción...
Vamos que pensamos en ella, lo vemos como algo muy positivo, pero no tenemos tiempo para practicarla y somos conscientes que es algo que terminará por extinguirse.
2. LA MALDAD DEL SER HUMANO
Dicen que los seres humanos nos definimos mejor por nuestros comportamientos que por nuestras palabras. Eso quiere decir también que somos muy de cometer errores, ser incoherentes con nuestras decisiones o incluso llevar a cabo el dicho de “quien bien te quiere te hará llorar”, porque perfectos no somos, generalmente nos podemos definir como un error con patas y por ello nos reglamos por nuestros comportamientos generales y no puntuales. No nos sintamos malas personas simplemente por el hecho de cagarla una y otra vez, es un concepto mucho más denso y amplio.
También se ha probado científicamente que las peores personas del mundo tenían comportamientos buenos de vez en cuando, hablamos claro de gente sin enfermedades mentales que les hicieran actuar de dicho modo.
Hay un dato curioso, estamos biológicamente equipados para preocuparnos por los demás, ya no sólo socialmente, también por tema evolutivo... ¿entonces por qué existen momentos en los que no nos importa dañar conscientemente a otra gente?
Aquí, sin entrar en el tema ético o de las religiones, también desde el punto biológico podemos decir que el ser humano no es regular, depende de muchas variantes originadas en su día a día, desde diferentes grados de enfermedades o trastornos cerebrales, circunstancias, elementos externos (alcohol y drogas), controles deficientes en los impulsos o el egoísmo son variables a tener en cuenta a la hora de la toma de decisiones.
El párrafo anterior nos hace mirarlo todo desde otras perspectivas: ¿nacemos malos o nos volvemos malos?, pueden darse ambas variantes, la primera por la rama de enfermedades o trastornos que tendrán peso con el paso de los años en las decisiones racionales y, por otro lado, las circunstancias de la vida tienden a espabilar a las personas y eso no necesariamente equivale a algo positivo en sus conductas.
3. LAS DUDAS RAZONABLES DE "EL DILEMA DEL PRISIONERO"
DOUGLAS HOFSTADTER
"La policía arresta a dos sospechosos. No hay pruebas suficientes para condenarlos y, tras haberlos separado, los visita a cada uno y les ofrece el mismo trato. Si uno confiesa y su cómplice no, el cómplice será condenado a la pena total, diez años, y el primero será liberado.Si uno calla y el cómplice confiesa, el primero recibirá esa pena y será el cómplice quien salga libre. Si ambos confiesan, ambos serán condenados a seis años. Si ambos lo niegan, todo lo que podrán hacer será encerrarlos durante un año por un cargo menor."
En este experimento en teoría lo mejor para ambos es no confesar aunque tengan que cumplir un año de cárcel, siendo éste un mal asumible, pero ecuánime y a su vez no desgasta la confianza de los malhechores.
Pero en la ecuación hay una variante que puede hacer cambiarlo todo, si tu confiesas y el otro no, te conviertes automáticamente en una persona libre. Aquí llegamos al punto del egoísmo supremo, pensar en tu propio beneficio sin importar que a tu colega de turno le caiga una máxima condena, una idea muy apetecible para mucha gente que no piensa en los daños colaterales de sus propias decisiones siempre y cuando estás sean en beneficio propio.
Si has tomado la decisión de perjudicar a tu compañero de delito, debes asumir que él puede haber hecho lo mismo ante semejante proposición y, en caso de ocurrir esta variante ambos asumiréis una condena seis veces mayor que si no hubierais elegido mirar únicamente por vosotros mismos. Y desde esa perspectiva te vuelve a embargar la duda de pagar el pato al callar tú, pensando que él hará lo mismo y sin embargo te delata. Esto provocaría que si ambos os delatáis serían 6 años pero si tu no lo haces y el sí, al final él queda libre y tu pringas una década.
Douglas Richard Hofstadter, científico, filósofo y académico estadounidense, además ganador del premio Pulitzer de ensayo en 1980, demostró en términos matemáticos como es siempre preferible delatar al compañero sin importar las consecuencias que eso puede conllevar: T > R> C > P
T = tentación de traicionar, R = recompensa por la cooperación mutua, C = castigo por traición de ambos y P =Paga del primo, tú cooperas y él no.
Obviamente en la formula Salir libre >cumplir un año de prisión > cumplir 6 años de prisión > cumplir 10 años de prisión, desde el punto de vista del beneficio personal.
También se da la premisa de (T+P)/2 < R o lo que es lo mismo (0+10)/2 < 1, que indica implícitamente que independientemente lo que haga tu compinche, hay un 50% de posibilidades que la jugada sea mejor que poneros de acuerdo ambos para no ser delatados.
Así que desde estas dos sencillas premisas matemáticas Hofstadter quiso demostrar que lo mejor racionalmente para el beneficio de una persona es traicionar al compañero, sin detenernos un instante en pensar lo que va hacer él.
Otro matemático, economista y teórico de juegos de origen británico, George Kenneth Binmore era de la misma opinión de Hofstadter, pensando que el dilema del prisionero está preparado fundamentalmente en un error: que los humanos nos regimos por el bien común en base a una racionalidad cooperativa. Eso no siempre es así porque cada uno de nosotros es un mundo diferente acorde a sus decisiones o su manera de actuar y, yendo más lejos, se atrevió a poner en duda el imperativo moral kantiano: "En términos coloquiales, el imperativo categórico de Immanuel Kant establece que es racional hacer lo que te gustaría que todo el mundo hiciera. Si fuera cierto, sería racional cooperar en el Dilema del Prisionero. Pero hacerse ilusiones nunca es racional. Para mí, constituye una fuente constante de sorpresas que a Kant nunca se le hayan pedido cuentas por proponer un principio de racionalidad sin ofrecer ninguna razón para tomarlo en serio."
4. LOS EXPERIMENTOS CIENTÍFICOS Y ESCOLARES
A lo largo de la historia, muchos han sido los científicos que han querido probar las consecuencias del ser humano ante estímulos buenos y malos e incluso pretender corromper a las personas para comprobar sus actitudes más extremas en estudios que hoy en día estarían prohibidos al estar alejados de la ética y moral humana.
En la introducción ya os he indicado el post sobre la corrupción del poder donde hablé de los experimentos de Stanley Milgram y Philip Zimbardo y las consecuencias de los mismos, así que no me voy a detener de nuevo en ellos, más allá de recordar que el primero hacía obedecer órdenes radicales a las personas y si negaban a cumplirlas recibían descargas eléctricas y el segundo creó una "cárcel ficticia" en Stanford, dándole poderes a personas con el rol de carceleros para denigrar y humillar a otras personas con el rol de presos acabando todo como el rosario de la aurora.
Otros experimentos sobre este tema fueron:
RON JONES
1. LA TERCERA OLA. Ron Jones, un profesor de historia del instituto Cubberley High School de Palo Alto (California), en la primavera de 1967 decidió hacer un experimento con los 25 alumnos que tenía en su clase al no creer como pudieron seguir los alemanes a Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Este experimento, pese a no ser considerado por los científicos como tal, tuvo una gran repercusión educativa y dio lugar posteriormente a un best-seller, un documental, un musical y a una serie de televisión.
El primer día la clase estaba organizada de diferente modo del resto del semestre, estando los pupitres alineados perfectamente además de haber sido limpiados a conciencia, también se bajaron las luces del aula y se les puso durante todas las clases música de Wagner y Jones dio una charla sobre el éxito y el poder y la importancia de la disciplina para lograrlos enseñándoles a sentarse con los pies juntos, la espalda recta, las manos en la espalda cuando no debieran tomar apuntes, las rodillas juntas, haciéndoles ver que así respiraban mejor y eso les permitía estar más concentrados.
A partir de ahí todos los días implementaba reglas sencillas convenciendo a su clase lo importante de la disciplina para el éxito y el poder, así debían llegar puntuales y sentarse todos sin hacer ruido en menos de medio minuto de la forma que habían aprendido el primer día y les habló de la importancia del grupo como un movimiento dándoles otra sencilla regla: "Si eres un buen miembro del grupo y juegas bien, obtendrás un sobresaliente. Si eres un revolucionario y fracasas, estás suspenso. Si la revolución triunfa, tienes también un sobresaliente". En todo momento, todo el grupo dispuso de la opción de romper el experimento y ser premiados igualmente, pero ya tenían inculcados el valor de la disciplina y mataban por ser los más populares y dominantes de la clase con esos nuevos roles. Así se sintieron distintos al resto de estudiantes del instituto y el profesor les enseñó como Hitler consiguió que la gente le siguiera a pies juntillas en su idea del régimen fascista inventado por él al que llamó la tercera ola: "Fuerza a través de la disciplina, fuerza a través de la comunidad, fuerza a través de la acción y fuerza a través del orgullo".
Jones decidió terminar el experimento al tercer día al darse cuenta lo radicales que se habían vuelto por seguir las normas y demostrar que eran los mejores y más disciplinados dentro del aula, viéndole a él como un auténtico líder y deseando que les pusieran más normas y conductas. Le llegó a dar cierto miedo o vértigo seguir por ese cauce.
JANE ELLIOTT DANDO CLASE
2. OJOS AZULES Y OJOS MARRONES. Jane Elliott (Jane Jennison de soltera), nació en 1933 y experimentó en su infancia las consecuencias del nazismo sobre el racismo, afectándole profundamente la muerte de Martin Luther King en 1968, lo que le llevó desde su puesto de educadora a un método revolucionario y cruel para demostrar que el racismo es innato en las personas y que sólo hay que incentivarlo un poco para que este salga a la luz.Así tuvo como idea dividir su clase de primaria de niños de 8-9 años de raza blanca en dos grupos, uno con alumnos de ojos azules y otro con los alumnos de ojos marrones, obviamente descompensados a favor de estos últimos. Posteriormente les hizo creer a los alumnos de ojos marrones que eran más inteligentes y civilizados que los de ojos azules, dándoles mejor trato y un poder de autoridad sobre estos, lo que incentivo el sentirse superiores e incluso al maltrato y denigración a sus compañeros, ya que eran "menos y peores".
Posteriormente, al cabo de poco tiempo puso en marcha la segunda parte del experimento en la que cambió los roles, dándoles el poder y carisma a los de ojos azules frente al grupo mayoritario, logrando invertir la primera parte del experimento y sufrir ese menosprecio el grupo mayoritario. Ni que decir tiene, que si bien demostró ese rascismo innato su experimento generó muchas reacciones negativas a causa de permitir el maltrato entre los niños a su cargo, incluida violencia física lo que generó que tuviera muchas denuncias y juicios por medio.
BIBB LATANÉ Y JOHN DARLEY
Cuatro años más tarde, los psicólogos John Darley (Universidad de Columbia) y Bibb Latané (Universidad de Nueva York) desarrollaron una serie de experimentos preocupados por este tipo de hecho de desapego social ante una persona que necesita ayuda de manera urgente.
Su experimento fue sencillo, dos habitaciones separadas y tres casos diferentes: 1. una persona en cada habitación, 2. una persona en la primera habitación y dos en la segunda y 3. una persona en la primera habitación y cinco en la segunda. En realidad el sujeto de prueba era el de la primera habitación y todo lo ocurrido en la otra eran grabaciones con diferentes voces pero un nexo en común se oía decir a un sujeto que solía tener ataques epilépticos y en un momento concreto le daba uno y comprobaban las reacciones del sujeto de la primera habitación, estando en el primer caso en una conversación directa, sabiendo en el segundo cas que esa persona estaba acompañada por otra y en el tercer caso que había varias personas en la sala para ayudarle. De las preocupaciones de los diferentes individuos que formaron parte de la prueba sacaron diferentes conclusiones.
Los resultados de los mismos demostraron que lo ocurrido con Kitty no fue casual, sino que desempolvó una circunstancia alarmante:
- Cuando sólo está un espectador y la víctima el 85% de las personas tienden a ayudar o a preocuparse por su estado.
- Cuando están involucradas dos personas y la víctima este porcentaje baja hasta el 62%.
- Si hay tres individuos o más, sólo el 31% de las veces la persona es asistida.
Ante estos datos los psicólogos sacaron las siguientes conclusiones: Ignorancia pluralista: se da cuando la mayoría de los miembros de un grupo rechazan en lo privado una idea, creyendo que el resto de los miembros la aceptan ("Si nadie hace nada, es que en realidad no pasa nada, aunque piense que es una emergencia"). Difusión de la responsabilidad entre todos los espectadores ("Somos muchos , alguien se encargará de la situación", "Si los demás no lo hacen, ¿por qué lo debo hacer yo?"). La ambigüedad de la situación: al ver el comportamiento ajeno dudas si la situación es una emergencia o no. La aprensión a la evaluación: miedo a fallar en la ayuda mientras el resto de personas están viendo cómo lo haces.
WENDELL JOHNSON Y SU CLASE
4. EL ESTUDIO MONSTRUO. En este caso el que demostró una maldad desmedida fue el creador del experimento. El doctor Wendell Johnson, natural de Iowa, estaba convencido que la tartamudez venía asociada a la inseguridaddel aprendizaje del habla durante la niñez, ya que él mismo era tartamudo de pequeño y a base de estudio y esfuerzo logró superarlo y quería hacer lo mismo para erradicar definitivamente el problema a nivel mundial.La Universidad de Iowa que ya había hecho varios experimentos de logopedia, le dejó en 1939 llevar a cabo el suyo con ayuda de una de sus alumnas María Tudor ycomo conejillo de indias 22 niños de un orfanato, que dividió en dos grupos sin haber determinado primero si tenían problemas del habla o no.
El primero de los grupos era premiado cada vez que demostraban sus evoluciones en el habla e incluso se les halagaba por su buen rendimiento y en el segundo grupo se les criticaba y castigaba cada vez que cometían un fallo. Tras cuatro meses con este comportamiento, los niños del primer grupo empezaron a mejorar en el habla y los niños del segundo, sin embargo empeoraron de forma considerable, incluso teniendo problemas del habla niños que antes del experimento habían tenido un gran progreso.
Las consecuencias para el segundo grupo fueron catastróficas teniendo problemas del habla incluso en su etapa universitaria, además de complejos que aún tenían un daño emocional siendo adultos. Seis de ellos todavía vivían en el 2007 y fueron recompensados con 925.000 dólares cada uno por la Universidad de Iowa por los daños causados.
5. FILOSOFÍA: THOMAS HOBBES VS JEAN JACQUES ROUSSEAU
HOBBES Y ROUSSEAU
"Homo, homini, lupus" o "el hombre es un lobo para el hombre",
es una frase conocida por el libro "El Leviatán" de 1651 escrito por el filósofo inglés Thomas Hobbes, que en realidad tomó prestada de Plauto (250 y 184 a.C) y su obra "Asinaria". Es importante subrayar que dicha obra se publicó dos años después de finalizar la Guerra Civil Inglesa.La idea del filósofo inglés es que somos malos por naturaleza y la única manera de que haya paz y evolución entre nosotros sólo puede ser llevada a cabo mediante contratos sociales. También nos define como el único animal capaz de realizar grandes atrocidades en contra de su propia especie (secuestros, guerras a nivel mundial, esclavitud, tráfico ilegal de personas son cosas únicas de nuestra especie, no entrando en temas como violaciones o asesinatos, que son propios de animales, pero estos últimos en ellos suelen ocurrir por comida, territorio o en defensa propia, el hombre también es capaz de hacerlo por simple diversión).
También en su obra nos quiere dejar claro que el estado natural del hombre lo lleva a una lucha continua contra su propio prójimo. Para él, los seres humanos somo iguales dentro de un contexto sin estructuras ni leyes; el deseo nos guía hasta la voluntad humana y el comportamiento. Por ello estamos en constante busqueda de deseo, lo que genera una lucha o una puja entre iguales o lo que es lo mismo, una guerra de todos contra todos.
La frase "el hombre es bueno por naturaleza" tiene su autoría del escritor del periodo de la Ilustración Jean-Jacques Rousseau en su novela "Emilio o de la educación", publicada en 1762.
Según este filósofo en contraposición de las ideas de Hobbes, el ser humano está orientado naturalmente para el bien, pues el hombre nace bueno y libre, pero la educación tradicional oprime y destruye esa naturaleza y la sociedad acaba por corromperlo, cargando con esas cadenas el resto de su vida. Rousseau apoyaba la tésis del buen salvaje, donde el ser humano en su estado primitivo natural es bueno y cándido, cambiando su forma de ser la vida social y cultural con sus males y vivencias que terminan pervirtiendo todo, considerando por ello que el ser primitivo es muy superior moralmente al hombre civilizado.
Luego está una tercera vertiente que se yuxtapone a ambos filósofos y creo a mi modo de ver la más acertada de las tres: La bondad y la maldad, el bien y el mal, son categorías morales que tienen su raíz en el pensamiento religioso judeocristiano, según el cual los seres humanos son creados por Dios a su imagen y semejanza, y, por lo tanto, buenos por naturaleza, a semejanza divina. De modo que decir que el hombre es bueno o malo por naturaleza es moralizar a la naturaleza.