Crítica a Toni Cantó, diputado de UPyD por la provincia de Valencia. "Ni los toros ni el resto de los animales tienen dos derechos fundamentales: el de la libertad y el de la vida".
El Ser Humano endiosado se cree capaz de todo. El sitúa la medida a todas las cosas sin preocuparle demasiado las consecuencias. Al igual que por Ideas se asesinan a otros iguales, conquistan territorios, manchan la historia e incluso son glorificados a pesar de haber sido los peores villanos. Sin embargo, en este asunto aún no quiero detenerme. Quiero reflexionar las consecuencias del egocentrismo humano, aquel pensamiento que nubla la vista al individuo. Dicho individuo se proclama siempre dueño de todo lo que ve, así plantas, animales, espacio, recursos e incluso seres humanos son de su propiedad. Y todo lo que pertenece a su propiedad se vuelve suyo de por vida y además de forma legítima.
El Ser Humano cuando se organiza socialmente en una ciudad surge necesariamente la política por confrontación de intereses mas que por acuerdos amistosos. Platón denunció precisamente en Atenas la violencia desmesurada en la política por el choque de opiniones. Muchas personas murieron, otras fueron amedrentadas, chantajeadas, amenazadas o corrompidas por la opinión del más fuerte. En un fragmento de la Carta VII de Platón podemos leer lo siguiente:
[...] Por otra parte, tanto la letra como el espíritu de las leyes se iba corrompiendo y el número de ellas crecía con extraordinaria rapidez. De esta suerte, yo, que al principio estaba lleno de entusiasmo por dedicarme a la política, al volver mi atención a la vida pública y verla arrastrada en todas direcciones por toda clase de corrientes, terminé por verme atacado de vértigo, y si bien no prescindí de reflexionar sobre la manera de poder introducir una mejora en ella, y en consecuencia en la totalidad del sistema político, sí dejé, sin embargo, de esperar sucesivas oportunidades de intervenir activamente; y terminé por adquirir el convencimiento con respecto a todos los Estados actuales de que están, sin excepción, mal gobernados; en efecto, lo referente a su legislación no tiene remedio sin una extraordinaria reforma, acompañada además de suerte para implantarla. Y me vi obligado a reconocer, en alabanza de la verdadera filosofía, que de ella depende el obtener una visión perfecta y total de lo que es justo, tanto en el terreno político como en el privado, y que no cesará en sus males el género humano hasta que los que son recta y verdaderamente filósofos ocupen los cargos públicos, o bien los que ejercen el poder en los estados lleguen, por especial favor divino, a ser filósofos en el auténtico sentido de la palabra.»
Como podemos apreciar durante estos años en la política española, el congreso no es un lugar muy amistoso sino mas bien un recreo de corbatas que pretenden ser todos los protagonistas y nadie quiere servir al pueblo. ¿Por qué en el siglo XXI todavía padecemos de los errores del siglo V a.C.? Por la sencilla razón de que nos gobiernan los peores hombres. Los peores hombres son aquellos que ven la política no como un servicio al ciudadano sino como medio para satisfacer sus propios intereses. Y al cabo de los años, tras haber otorgado muchísimo poder a los mismos de siempre, se podría decir ahora que se han asentado, acomodado y para nada quieren otra cosa que seguir viviendo del cuento.
Esto es lo que pasa cuando un egocéntrico llega al poder de una sociedad democrática. No es sólo la satisfacción de su propio interés sino que intenta transformar el mundo de los demás a su propia semejanza. Una persona de este calibre es incapaz de entender al otro porque su mundo es cerrado y hermético. Fijaos bien queridos lectores hasta que punto llegan algunos ciegos de poder que se cuestionan sobre los derechos a la vida y libertad de los animales, siendo este trabajo, propio quizá de un filósofo desinteresado, mas que de un político interesado. Así pues, tal como España presenció ayer, no bastó para Toni Cantó afirmar la corrida de toros sino que además negó el derecho a la vida y la libertad de todos los animales.
Es cierto que los animales no tienen derechos porque precisamente esto es cosa del Ser Humano. El animal no puede organizarse en una sociedad, elaborar una constitución y crear un mundo de ideas que intenten explicar el mundo. Sin embargo, esto no quiere decir que el Ser Humano deje la vía libre a su egocentrismo para beneficiarse. Porque al igual que los animales, el Ser Humano participa de la vida. Y es el principio más común que tenemos entre todos. Al igual que Toni Cantó dijo por activa y por pasiva que el único nexo que existe entre el animal y el Hombre, es el dolor y el padecimiento, pero que ambos son insuficientes para mostrar respeto a los animales y por tanto justifica la brutalidad animal.
Desde este artículo mi intención no es otra que denunciar el egocentrismo humano y ya de paso corregir a Toni Cantó por meterse en un terreno pantanoso que pagará muy caro por su osadía, ignorancia y mediocridad. Para empezar, es cierto que nos une con los animales el dolor y el padecimiento, pero como dije antes, también la vida. Así pues, tanto plantas, como animales irracionales y racionales participamos de una misma cosa, la vida. Entiéndase la vida como aquella fuerza que permite a un ser llevar a cabo su propia actividad. La vida posee una característica que es difícil de ignorar, la voluntad de expansión. La vida es capaz de colonizar terrenos tan difíciles de habitar y sobrevivir que demuestra cada día su voluntad de expansión.
El animal carece de la sociabilidad humana quizá porque durante la evolución no lo haya necesitado. El problema en el fondo de la cuestión es el mismo egocentrismo que hace que nos sintamos superiores frente a las demás especies, a pesar de ser una de las especies más débiles y peor preparadas para la habitabilidad. Sin embargo utilizamos la inteligencia no para medir proporcionadamente sino para crear la inestabilidad en la naturaleza. Nos da igual talar cien bosques de golpe como extinguir especies de peces, como contaminar un planeta entero o masificar la producción de carne, huevos o pollo.Nos da igual que los toros sufran la agonía y humillación hasta que mueren por el simple hecho de llamarlo tradición o bien cultural según Toni Cantó.
Toni Cantó, el animal y la planta carecen de derechos a la vida y la libertad, pero también deberían de carecer de la ambición, usura y maldad humana. El Ser Humano debe respetar la vida pues de ella participa y ese único nexo sirve suficientemente como para que un ser tan inteligente como el Hombre pueda mostrar el respeto debido hacia la naturaleza. Un actor de pacotilla como tú y un político mediocre y holgazán, que cree que todo el mundo es suyo, debería aprender necesariamente a reflexionar un poco más sus propias ideas antes de dejar correr su altanería delante de toda España.
Como decía al principio, el Ser Humano peca de egocentrismo que le lleva incansablemente a la megalomanía y se convence exhaustivamente de que todo el medio que le rodea le pertenece. Es decir, se cree un Dios. Y no habiendo otra especie inteligente para ayudar al Ser Humano a madurar, necesariamente nos vemos solos en el camino y solos debemos caminarlo. Sentirnos superiores no es ningún derecho sino el error de razonamiento que induce a la enfermedad mental de la megalomanía. Así pues, querido mediano, Toni Cantó, tu "grandeza intelectual" no te ha permitido ver con claridad que ni el animal tiene derechos sobre nada ni el Hombre tiene derechos sobre el animal.