El Sereno Encanto de la Vejez

Por Smiorgan
Mi enoteca de cabecera (de las físicas, no de las online) se traslada de local, por lo que ha hecho una venta de liquidación, donde se podían encontrar cosas muy interesantes a muy buenos precios. Como casi siempre, me enteré tarde, y cuando fui a hacerme con algunas botellas, casi todo lo que me interesaba había volado. Así pues, no me quedó más remedio que bucear entre lo que quedaba a la búsqueda de alguna sorpresa.
Uno de los vinos que se vino a casa, vino acompañado de una cierta sensación de haber comprado algo probablemente imbebible. Pero por el precio que tenía, bien merecía la pena el riesgo de probarlo. Y el resultado fue mucho más agradable de lo esperado.
Allá por 1998, Victoria Pariente y Victoria Benavides empiezan a elaborar vino en las DO Rueda y Toro. Bodega Dos Victorias, que así se llamaba originalmente, toma en el año 2000 el nombre del propietario original del viñedo en Toro, y pasa a ser Bodegas Elías Mora.
Elías Mora es, asimismo, el nombre de su vino más emblemático, elaborado actualmente en 3 versiones, Viñas Elías Mora, Elías Mora Crianza y Gran Elías Mora.
Pues en esta venta de saldo, me hice con un par de botellas de este vino, aún sin mención de DO Toro, y de cuando la bodega aún era Dos Victorias. 100% Tempranillo y criado durante 12 meses en barricas de roble (50% francés y 50% americano). Elías Mora 1999 (Vino de Mesa de Castilla y León, tinto con crianza, 100% Tempranillo, Bodega Dos Victorias) muestra ya un color granate algo apagado, de capa media-baja, ribetes atejados, evolucionado. En nariz, nada más abrir la botella, tufo de reducción que va desapareciendo con cierta rapidez. A copa parada, fruta negra muy madura, como de ciruelas pasas. Tras agitar aparecen especiados y suaves balsámicos, que dan paso tras un rato en la copa a cacao y torrefactos. En boca es un vino ligero, ya algo falto de cuerpo, pero aún muy redondo, con una acidez correcta, retronasal sobre todo frutal, y un tanino bien integrado, pero que aún se deja sentir al final. Ya hace un tiempo que pasó su mejor momento, pero aún es muy disfrutable.
Con los años que ya tiene, esperaba bastante menos de este vino, pero deja claro que los vinos de esta tierra, bien elaborados y cuidados, dan juego para mucho tiempo. Y me hace abrigar muchas esperanzas sobre las dos botellas de Cyan Crianza 1999 que también salieron de esta liquidación y que están en mi cavita.