El sexo como ocio

Por Soniavaliente @soniavaliente_

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Leía en otro día un artículo interesantísimo sobre cómo estaba cambiando el comportamiento de los solteros a la hora de buscar pareja. No la pareja como concepto tradicional, para formar una familia y todo lo demás sino conocer gente como ocio. Qué grande. Y no puede estar más de acuerdo. El sexo como objetivo, como reto. Lo ve en la noche, en el trabajo, en las redes sociales. La conquista como fin último. Pim pam pum, bocadillo de atún. Y a por el siguiente. Uno de los grandes logros de la masculinización de la mujer: la conciencia tampoco molesta. Y los hombres de su generación, aunque descolocados, se frotan las manos.

Las redes sociales y las páginas de contactos son un país sin mapas donde todo va muy rápido bajo la falsa promesa de seguridad que ofrecen. Algunas webs ‘venden’ contactos como quien vende un seguro. Como si el dolor fuera accesorio. El artículo hablaba de la pléyade de libros y manuales que se editan para encontrar pareja en la red y la necesidad imperiosa y absoluta de quedar en la vida real para ver si la cosa funciona, si hay química. La gran mentira del was. Y es que de momento, no hay sustituto para la vida.

Conoce a muchas personas de su entorno que -por edad o trabajo- recurren a las páginas de contactos. Y hay un denominador común. Bueno dos: el sexo rápido y la mentira. Pero es un pacto tácito. No se engaña a nadie. Ellos nunca dejan a su mujer.

Y es que en las redes se dan las mismas falacias que en la noche: el espejismo de la sobreabundancia (los pobres animalicos piensan que hay tanto donde elegir) y que lo mejor está por llegar. Entonces, ¿para qué conformarse? Pero la realidad on line y off line, queridos, se encargará de evidenciar que no todo el mundo entra en los parámetros de todo el mundo (no, apreciado lector, usted no es nada tan especial como le hicieron creer) y las preciosas mujeres de 20 no querrán aparearse con usted. Al menos, más de una vez. La fiesta continúa. Y lo mejor está por llegar, también para ellas.