El Sha de Túnez

Publicado el 17 enero 2011 por Cronicasbarbaras

Lo que vemos ahora por televisión en Túnez es muy parecido a lo ocurrido en Irán hace 32 años, cuando el Sha y dictador Mohamed Reza Pahlevi se vio obligado a huir tras 38 años de reinado, como ahora el presidente y dictador tunecino, Zine El Abidine Ben Ali, después de 24 en el poder.

Dos autócratas corruptos, uno persa, otro árabe. El primero musulmán chiita, el segundo sunita, pero ambos imponiendo su poder sobre el de los religiosos, cuya exigencia es crear repúblicas islámicas regidas por la sharia.

En Irán, y con ayuda occidental, convirtieron en héroe a un clérigo perseguido por el Sha por su reaccionarismo antimoderno, el ayatolá Jomeni.

El santón tomó el poder e inmediatamente asesinó y exilió a los laicos que lo llevaron al poder, la oposición democrática occidentalista, y la revolucionaria marxista.

Casi setenta millones de iraníes, que progresaban lentamente en la conquista de las libertades, quedaron sometidos a esos clérigos salidos del medioevo más oscuro, y además, también corruptos.

 Así continúa ese país, con las mujeres oprimidas como nunca con el Sha, al que ahora añoran.

El Sha sirve de ejemplo para los países musulmanes en los que los dictadores, aunque deshonestos y brutales, avanzan lentamente hacia la modernidad, mientras que los clérigos exigen volver al salafismo inicial, a Mahoma.

George W. Bush creía que imponiendo en Irak una democracia modelo occidental el mundo islámico se contagiaría e inclinaría por copiarla.

Su proyecto, el Gran Oriente Medio, de inspiración trotskista, falló. Ganaron los religiosos violentos y explotadores.

Ahora, los islamistas están creciendo nuevamente en Argelia, en Marruecos, Libia, Túnez, Egipto… Estudian el Corán y cómo robar al pobre creyente.

El mal del dictador Ben Ali era conocido. A saber qué régimen viene ahora.

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Una foto del Túnez actual, con millares de personas pidiendo el derrocamiento de Ben Alí, que se producíría poco después.

Recuerde bien este imagen. Deberemos observarla nuevamente dentro de cinco años, por ejemplo. ¿Podrá seguir así alguna mujer?

 

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SALAS dibuja historias perennes. Esta es antigua pero muy actual.