Dicen que el desierto de Almería se parece a Texas más que la propia Texas y lo de ayer en el Estadio de los Juegos Mediterráneos fue todo un western digno del propio John Ford.
Lillo, el alcalde de la ciudad, no estaba dispuesto a que los malvados forajidos de la capital atracaran el banco de Almería y decidió recibirlos con todas sus armas, no pensaba defenderse, sólo iba a atacar, contaba con más útiles de labranza que rifles y pistolas pero la historia la escriben los valientes. Además, su pueblo lo defendía el Sheriff más valiente al sur de Despeñaperros, El Sheriff Alves.
Los malvados ladrones se acercaron en incontables ocasiones hasta la caja fuerte del Bank of Almería, pero el Sheriff prefería morir antes que entregar el botín a esa panda de desalmados, hasta trece oleadas aguantó nuestro valeroso protagonista pero los forajidos estaban liderados por Cristiano, el malo más malo venido de ultramar, y al final consiguieron reventar la caja de caudales de la ciudad andaluza.
Eso sí, el valor y el arrojo de ese Sheriff brasileño que se enfrentó más sólo que Gary Cooper a todo un Real Madrid pasará a la historia y sevirá de inspiración a generaciones de agentes de la ley que quieran defender porterías. Muy probablemente una ciudad más grande y poderosa acabe contratando al valiente Alves para defender sus intereses, al fin y al cabo esto es el salvaje oeste y nuestro héroe se ha ganado un buen puñado de dólares.