Es tan longevo el gusto por lo macabro y diferente, como el hombre mismo. Tal y como si la
Una historia grotesca:
Los primeros indicios de exhibiciones de rarezas humanas se localizan en la Inglaterra del siglo XVII, cuando se presentaban como pequeños y esporádicos espectáculos viajeros en plazas públicas. Los principales protagonistas de estos espectáculos eran individuos que padecían enfermedades que causaban malformaciones o mutaciones físicas, así para el entretenimiento popular se presentaban artistas con enanismo, gigantismo, obesidad o hirsutismo.
Con el paso del tiempo estos actos pasaron a formar parte indispensable de los grandes espectáculos viajeros como circos o carnavales y ya no solo presentaban artistas con malformaciones físicas, ahora incluían cualquier individuo que poseyera algún rasgo exótico, como aquellos de gran fuerza, elasticidad, capacidad para difíciles contorsiones y acrobacias, o faquires, mujeres extranjeras y viajeros mundiales con vastas colecciones de artefactos extranjeros. Todas estas almas peculiares, unidos con la mezcla de magia y el tono misterioso del espectáculo dieron resultado a unos de los shows más concurridos de la historia, una vez más la morbosidad y la ignorancia movía a los hombres, que acudían a este tipo de espectáculos deseosos de ver la los fenómenos, que para ellos no eran mucho más que animales enjaulados.
Entre los impulsores de estos eventos se encontraban Tom Norman y P.T Barnum, un productor de espectáculos precedido por la mala fama de embustero y estafador, que acompaña su nombre , y que continúa rondándolo, incluso hoy, tantos años luego de su muerte. Con la presentación de Joseph Merrick " El hombre elefante", el negocio de los zoológicos humanos, probó ser extremadamente lucrativo y los espectáculos de P.T Barnum se volvieron muy exitosos y beneficiosos para su bolsillo.
Los inicios de Barnum, estuvieron rodeados de controversia. Su primera incursión en el mundo del
Y fue allí dónde comenzó a crecer la fama del empresario y sus "fenómenos", entre los que se contaban el hombre y la mujer más pequeños del mundo, el gigante mas gigantesco, un americano callado de 2 metros y 71 centímetros de altura, la chica camello, la niña de cuatro piernas y muchos otros que fueron paseados por pueblos y ferias, para complacer ojos curiosos durante 14 años. Su museo estaba abierto 15 horas al día y tenía un promedio de 15000 visitantes diarios. Sin embargo nada dura para siempre y en 1891 la muerte alcanzó a Barnum con un accidente cardiovascular, denotando así el inicio del declive de este tipo de espectáculos.
La mujer elefante
Los shows de rarezas comenzaron a extinguirse poco a poco en la lenta agonía de un negocio moribundo, que lucraba con los defectos físicos y enfermedades de estos individuos, que realmente no tuvieron más opción que exponerse en estos espectáculos como única forma de trabajo honrado, pues nadie ni siquiera consideraría nunca contratar para ocupación alguno a la pobre mujer elefante, pues nadie se detenía a mirar más allá de las deformidades físicas, nunca miraron la tristeza reflejada en sus ojos y no veían el dolor ni la mujer detrás del "monstruo".