El silencio de las películas: el más reciente, "Encontrarás dragones" (1)

Publicado el 06 abril 2011 por Noblejas


Conciden en el correo varias referencias de actualidad que no puedo dejar pasar sin dar noticia de ellas, porque tienen -o encuentro- sentido a todas juntas.

En primer lugar, llega noticia de la edición en español del libro de George Steiner (El silencio de los libros) del que tomo pie para el título. Entre otras cosas, dice que 

(...) el hombre contemporáneo es un ser ocupado que no sabe encontrar remansos de paz entre tanta actividad frenética. Los momentos de ocio se han perdido en la medida en que también durante ellos el hombre está sometido a obligaciones –sociales, familiares…– y reglas. De otro lado, nos falta silencio y paz interior. (...)

Mucha razón tiene Steiner de hablar de la lectura y de los libros como vehículo de cultura y también de campo de batalla en donde se libran buenas lides culturales entre humanismo y deshumanismo. Algo muy semejante sucede hoy con el cine y la televisión.

Por eso entiendo que el recorrido que Julio R. Chico hace por cuatro películas que tienen que ver con la trascedencia humana hacia lo sobrenatural, y en este sentido con el necesario silencio de escucha, me parece muy bien planteado. Él lo relaciona, justamente, con el perdón (Películas que saben perdonar: “Encontrarás dragones”, “De dioses y hombres”, “En un mundo mejor” e “Incendies”).

Sin silencio interior, sin capacidad de escuchar, el perdón a terceros no llega, y menos el caer en cuenta de que nosotros mismos necesitamos ser perdonados. Ni tampoco llega -distinta del rumor de fondo del propio caletre- la posibilidad de entender o caer en cuenta de ambas cosas, cuando lo vemos en las pantallas.

Por eso resulta muy interesante la columna de Carmen Rigalt en El Mundo de hoy (€, p.18), en la que -quien es colega de aulas en la Universidad de Navarra- hace algunas presunciones impropias por inexactas y pretende hacer equilibrios ideológicos a propósito de Encontrarás dragones.  

Pero es también una columna en la que -a fin de cuentas, y burla burlando (hay que saber leer)- dice sentir envidia del silencio de los espectadores a la salida de la sesión a la que acudió, medio en plan espía, según cuenta. Tras una extraña y al tiempo interesante comparación entre Encontrarás dragones, Roland Joffé y la gente del Opus Dei respecto de La lista de Schlinder, Spielberg y los judíos, termina así su columna:

Nada más terminar el pase, yo me aposté junto a la puerta para ver las caras de los espectadores que salían del cine. Iban en silencio, recogiditos y mansos como corderos. La felicidad existe para ellos. Qué envidia.

"En silencio" es el dato que cuenta, no su personal interpretación pretendidamente o no ridiculizante, con la usual y más o menos implícita referencia corderil a la película de Jonathan Demme.

Y -además de ese silencio- cuenta, sobre todo, la sencilla y lacónica frase de dos palabras, a la que parece querer llegar desde el principio de la columna: "Qué envidia". Y cuenta la explicación / excusa que antecede: "La felicidad existe para ellos".

Muchas gracias, Carmen, por saber ver y apreciar el silencio ajeno, y muchas gracias por el desahogo de confesar que lo haces con envidia, aunque tendrías que -ya sabes- ajustar mejor la valoración de sus razones, no siempre dignas de cuchufletas.

(Seguirá este asunto, porque también pienso que es de interés saber de algunos silencios de  Encontrarás dragones y conocer lo dicho y hecho por sus co-protagonistas, Charlie Cox y Wes Bentley. Y ya tengo el permiso del director del periódico para reproducirlo aquí. Pero lo haré en otra nota distinta, para no alargarme aquí: hay que hacer sitio al silencio...).