(ENGLISH AHEAD) "Te digo que esta canción es una maravilla, y este tío es un crack". Le dije a mi amigo Luis que se comprara el disco sin escucharlo, que me hiciera caso a mí y no a la horripilante portada. Siguió mi consejo y a los dos meses ya lo estaba escuchando en directo en Valencia. Es asombroso como algunos artistas consiguen engancharte desde los primeros acordes y ya no hay quien te los toque. El hecho de haber participado en el descubrimiento de un artista desconocido a un amigo me hace sentir bien. Porque la música, además de para escucharla, es para compartirla. Por eso cuando descubres a alguien que conoce a esa banda que nadie escucha y que a ti te vuelve loco, sientes que el mundo se hace un poco más pequeño y comienzas a superar tu complejo de Calimero (léase, tener la sensación de que eres un incompredido)
Pues parece ser que Josh Rouse ha convencido a mucha más gente, pero no ha sido porque la calidad de una de sus canciones se ha abierto camino entre la espesura hasta brillar por sí misma y por mérito propio. El proceso es menos idílico. Por desgracia, se ha cumplido el axioma que me hizo empezar a escribir este blog: sólo prestamos atención a aquello que nos meten en la cabeza a presión y de manera machacona todos los días. Los publicistas, que nunca hacen nada sin motivo, han sabido bucear desde hace unos años entre la inmensidad del mundo indie para rescatar temas y artistas que, de otra manera, nunca serían conocidos por el gran público. Aunque no persiguen promocionar a ningún artista en concreto, sí son conscientes de que el público siempre responde ante lo nuevo. Ahora bien, ¡qué perversa conclusión ante este hecho! Si una marca importante no te escoge como banda sonora de tu anuncio, ya puedes ser Beethoven, que puede que no te comas una rosca. Triste.
Por cierto, acabo de venir de ver la última película de Daniel Sánchez-Arévalo, Primos. No me ha gustado mucho. Pero tiene dos aciertos; ¿adivinan ustedes qué canción abre y cierra el film?
"I'm telling you this song is brilliant and the guy is just amazing". I urged my friend Luis to buy the album without a previous listening or paying any attention to the horrible cover. He followed my advice and two months later he was enjoying one of his concerts in Valencia. It's astonishing the way how some artists just get hold of you never to release you. The fact of helping someone discover an unknown artist makes you feel good. Because music is not only for listening to, but also for sharing. That's why, when you come across someone who knows this or that band that nobody ever listens to, it feels like the world is a bit smaller and you start to get rid of your Calimero complex (that's to say, the feeling of lacking in understanding, as the old cartoon character used to feel constantly)
It looks like Josh Rouse has convinced a good number of people, but unfortunately not due to his ability of composing beautiful, good quality songs. The 2006 track Quiet Town was little known in Spain until it became the soundtrack of a TV advertisement of a big electricity company. Publicists have been diving in the waters of indie music for a long time, trying to come up with new tunes, unheard by the general public, to achieve added value to the product or the brand. The aim is not to promote the artist, but they are convinced of what the audiences appreciate. Which leads us to a wicked conclusion: if you are not chosen to be the soundtrack of a company's advertising campaign, no matter if you're called Ludwig van Beethoven; you'll go on being no-one. Sad, isn't it?
By the way, I just came back from the movies. I've see the last picture by Spanish director Daniel Sánchez Arévalo. The film is called Primos, and I didn't like it very much. Nevertheless, there's two wise moves. Guess what song opens and closes the film?
Enlaces/Links:Josh Rouse's official website: www.joshrouse.com