Se denomina así a un trastorno neurológico que consiste en que el individuo que lo padece percibe una sensación molesta de disconfort en las piernas que le obliga a moverlas o a deambular para encontrar alivio.
Esta sensación desagradable comienza o se empeora con el reposo nocturno. Los pacientes afectados refieren esta sensación como de: hormigueo, ardor, picor, dolor, burbujeo, sensación de tener gusanos en las piernas o de agua corriendo.
Al disminuir la calidad y la cantidad del sueño también lo hace la calidad de vida, pues aparece fatiga y cansancio y dificultad en la concentración al día siguiente.
En la actualidad se desconocen las causas que lo provocan en la mayoría de los casos y se habla de trastorno idiopático, si bien si se comprueba que existe un componente hereditario que predispone a que en una misma línea familiar encontremos varios individuos afectados.
En otros casos puede deberse a una lesión de nervios periféricos, a un deficiente transporte de hierro al cerebro o a un aumento de urea en sangre. Este síndrome de piernas inquietas se calcula que puede afectar a un 10% de la población siendo más frecuente en mujeres y en ancianos. Existe algún tipo de relación con la producción de hormonas femeninas puesto que se ha observado que casi la cuarta parte de mujeres embarazadas lo padecen y también se han observado exacerbaciones durante la menstruación y en la menopausia.
Diagnóstico
Es posible diagnosticar este síndrome mediante un estudio polisomnográfico o estudio del sueño. Se han de cumplir los siguientes supuestos:
- Sensación molesta en las piernas que incita a moverlas.
- Inicio o empeoramiento de los síntomas en reposo o al acostarse.
- Los síntomas mejoran o cesan al mover las piernas.
- Aparece esta sensación por la tarde o por la noche.
Tratamiento no farmacológico
El tratamiento no farmacológico pasa por una serie de medidas generales como son:
- Adquirir un buen hábito o rutina de sueño
- Realizar ejercicio aeróbico durante el dia,no por la tarde.
- En muchos pacientes los síntomas se alivian con el frio. Mojar las piernas con agua fría antes de acostarse puede ser una solución.
- Evitar la cafeína, el alcohol y el tabaco y otros excitantes.
- En pacientes con una pérdida crónica de hierro, buscar la causa e iniciar terapia de reemplazamiento.
- Realizar técnicas de relajación progresiva, actividad mental del tipo de crucigramas, puzles y técnicas de relajación para reducir el estrés.
Tratamiento farmacológico
En cuanto al tratamiento farmacológico la primera elección como ya se ha comentado son los fármacos dopaminergicos: L-dopa/carbidopa (entre 50 mgr y 200 mgr por la noche) y agonistas dopaminergicos como pramipexol, ropirinol. Otra alternativa es determinados fármacos antiepilépticos como la gabapentina, pregabalina, topiramato o carbamazepina. Como tercera elección opiodes como codeína, dextropropoxifeno o metadona. En casos leves se puede recomendar la administración de una benzodiacepina como el clonazepam (0.5 a 2 mgr) al acostarse, para tratar el insomnio asociado. También pueden estar indicados suplementos de hierro, acido fólico, vitamina B12 o magnesio.