Se trata de una enfermedad hereditaria. Su forma de transmisión es autosómica dominante, es decir, basta que sólo uno de los progenitores tenga esta enfermedad para que su descendencia la padezca. Si bien es cierto que esta mutación puede ocurrir también "de novo", esto es, sin que existan antecedentes familiares de la enfermedad. Esta mutación se produce en un gen llamado STK11, localizado en el cromosoma 19.
Las manifestaciones clínicas características de esta enfermedad son:
- Pólipos hamartomatosos gastrointestinales: están presentes en la mayoría de los pacientes y pueden ocurrir en cualquier punto del aparato digestivo. Los pólipos suelen desarrollarse en la primera época de la vida y la mayoría de los pacientes empezarán a tener síntomas entre los 10 y los 30 años. La localización más frecuente es el intestino delgado (65-95%), pero también en el colon (60%) y el estómago (50%)
- Pigmentaciones mucocutáneas: son muy características, de modo que aparecen en el 95% de los pacientes. Aparecen sobre todo en los labios, la región perioral, la mucosa oral, en palma de las manos y planta de los pies.
- Aumento de riesgo de cáncer, tanto gastrointestinal como extraintestinal, de modo que dos tercios de estos pacientes tendrán una muerte relacionada con un cáncer. Los lugares más comunes de malignidad en el aparato digestivo son el colon y el páncreas, y el más común dentro de los extraintestinales, el cáncer ginecológico (ovario, mama, cervical). Los hombres tienen mayor riesgo de tumor testicular de células de Sertoli. La edad media en la que se desarrollo malignidad es los 42 años.
Debido al riesgo de complicaciones relacionadas con los pólipos y el riesgo de malignidad, es necesario un screening inicial de los niños que padecen el síndrome de Peutz Jeghers o en aquellos con mutación en el gen STK11, además de un seguimiento estrecho posterior.
Será necesario la realización de una analítica completa anual. Además, se debe hacer una endoscopia digestiva alta y colonoscopia a los 8 años. Si se detectan pólipos, se debe repetir cada 3 años. Y si además alguno de ellos es mayor de 1 cm estaría indicado la polipectomía (resección del pólipo bien por vía endoscópica o quirúrgica). Si no se detectan pólipos, se repite a los 18 años o antes si no hay síntomas.