Una montaña rusa. Así ha sido la lectura de Los errantes, de la Premio Nobel de Literatura 2018 Olga Tokarczuk. Mientras me sumergía en páginas apasionantes que devoraba, de pronto un cambio de historia o una narración fría como un témpano me congelaba la adrenalina. No sé si me ha gustado sentirme así, en un continuo vaivén entre las frases geniales que me gustaría escribir en mis paredes y las descripciones de venas, músculos y huesos con el mismo sentimiento que exper
Buena parte de Los errantes me ha dejado fría y no es esa una sensación que busque en la literatura, pero reconozco en el mundo de esta escritora un punto en común: el sedentarismo como base del sistema establecido por los poderes económicos y, por tanto, el nomadismo como única forma efectiva hoy en día para derrotarlo. Al pararnos es cuando acumulamos y necesitamos cada vez más espacio. Cuando no se tienen unos cimientos en los que dormir, el equipaje es escaso y, en cambio, la riqueza de conocimientos, esa que no ocupa lugar, es inmensa. El verdadero anarquismo reside en que hogar y familia habiten en un solo cuerpo, en constante movimiento.