El sistema se protege a sí mismo. Por un sistema 2.0

Publicado el 19 mayo 2011 por Desequilibros
El primer objetivo de cualquier sistema de organización social es protegerse a sí mismo y asegurar su propia supervivencia.
Da igual si se trata de un dictador con ínfulas mesiánicas, un partido político, organización sindical, empresa de la actividad que sea, medio de comunicación, asociación sin ánimo de lucro, grupo de tiempo libre o peña futbolera. Incluso si se trata de una compleja organización social que implica gestionar todo un estado.
Pero ese mismo objetivo es el que le impide comprender que un movimiento social no pretenda ese mismo objetivo, ni lo comparta, y, eventualmente, lo quiera combatir por la desconfianza que genera.
Es ese contexto hay que enmarcar lo que sucede en España estos días: iniciaticas como #nolesvotes o #democraciarealya invitan a la reflexión individual y plantean de forma abierta y cruda la realidad actual: el descontento con un sistema anclado en comportamientos endogámicos, autoprotectores, completamente alejado de la sociedad, de sus problemas y de sus preocupaciones. Un sistema que no escucha a quienes lo sustentan sino que, con demasiada frecuencia, va directamente contra ellos: los ciudadanos.
Uno de los pilares de la web 2.0 es la posibilidad de participación e intereacción con los usuarios de los espacios webs; la principal aportación de las redes sociales es la posibilidad de establecer un diálogo directo, individual y espontáneo. Pero el sistema actual solo habla; no escucha. Y lo peor de todo, es que no manifiesta síntomas de querer escuchar; muy al contrario, pone de manifiesto actitudes que lo desvirtúan y descalifican.
Resulta lamentable ver las actitudes de determinados cargos públicos, instituciones, periodistas, medios de comunicación, partidos políticos, tertulianos… incapaces de comprender que la sociedad quiere que se la tenga en cuenta, que se la consulte, que se la escuche, que se trabaje para ella y no que se la use como excusa para la perpetuación del status quo.
Solo a la luz de la repercusión que están teniendo estas demandas populares comienzan a darles la cobertura que merecen y a tratarlas con el respeto que suponen; solo a la luz del rédito electoral que puedan obtener de ellas, comienzan a respaldarlas, apoyarlas, tolerarlas; solo a la luz del temor a perder influencia y posición las combaten intentando manipularlas y desprestigiarlas, desde la mayor de las ignorancias y desde el más notable desconocimiento.
Lo que hemos tenido que escuchar y leer estos días ha sido bochornoso porque demuestrar de forma palmaria que el sistema va por un lado y la sociedad por otro. Y mientras el sistema no entienda que depende de la sociedad y no al revés, el desencuentro se ahondará.
El sistema debe, urgentemente, aprender de las virtudes del 2.0, de las inciativas populares que surgen desde abajo y reformarse y adaptarse a los nuevos tiempos, olvidando viejos tics endogámicos, propios de otras épocas.
Que en estas manifestaciones haya perfiles tan dispares no es sino la prueba de que los consensos sociales se hacen independientemente de las filiaciones polìticas o las ideologías: se hacen desde el convencimiento de que la auténtica soberanía reside en la sociedad, no en sus dirigentes.
A ver si de ésta se enteran.