La tierra es un planeta pequeño, pero sorprendente, situado en el centro de un sistema solar probablemente insignificante, alojado en un rincón de una galaxia de tamaño medio, que a su vez supone una de las miles de millones que existen en el universo. El descubrimiento de todo esto no fue algo trivial.
Cuando el famoso astrónomo Nicolás Copérnico (1474 – 1543) observó los cielos llegó a una conclusión radical: en lugar de aceptar la antigua visión de todo lo que se desarrollaba en torno a la tierra, demostró que el sol era el objeto central. Cuando Johanes Kleper dio con la prueba definitiva que confirmaba la teoría de Copérnico en 1621, el concepto de un sistema solar se hizo irrefutable.
A pesar de ello, quedaba mucho por descubrir. A principios del siglo XVII los astrónomos sólo habían podido señalar ocho cuerpos que se desplazaban en los cielos. Se trataba del sol, Mercurio, Venus, La Tierra y su luna, Marte, Júpiter y Saturno. Urano no se conoció hasta que William Herschel lo divisó en 1781, Johan Gotfried Galle fue el primero en ver Neptuno en 1846 y Clyde Tombaugh hizo lo mismo con Plutón en 1930.
Durante este período diversos observadores estaban comenzando a detectar lunas que orbitaban a muchos planetas. En 1610 Galileo divisó Calisto, Europa, Ganímedes e Ío, todas ellas en órbitas alrededor de Júpiter. Fue una sorprendente proeza de observación, aunque obvió los otros veintiún cuerpos que orbitan ese lejano planeta. En realidad, cada vez que se consigue una vista más optima del sistema solar parece que se encuentran más objetos que bautizar y estudiar. Los satélites gemelos Voyagerque se lanzaron en 1977 han encontrado poco a poco su ruta a través del sistema solar y han realizado encuentros próximos con muchos de los planetas durante su viaje. Entre 1985 y 1989 el Voyager 2 envió información sobre cerca de dieciséis cuerpos de gran tamaño en el sistema solar, y el número total que se conoce hasta el momento asciende a setenta y uno.
Plutón es el planeta más alejado del Sol. De hecho, dado su pequeño tamaño y su órbita extremadamente elíptica, algunos cuestionan que en realidad se deba clasificar como planeta; sin embargo, ya que orbita alrededor del Sol, forma sin lugar a dudas parte del sistema solar. Se considera un planeta enano.
Además de comenzar a desvelar los secretos que afectan a nuestro propio sistema solar, los astrónomos se han dado cuenta de que esto es sólo el principio. Cada una de las estrellas del cielo representa otro sol y muchos de los que conocemos actualmente están orbitados por sus propios planetas.
Nuestro sistema solar descansa en uno de los brazos de la espiral de una galaxia de tamaño mediano a la que llamamos Vía Láctea. Tiene una longitud de 100.000 años luz y contiene unos 100 millones de estrellas. El sol describe su órbita alrededor del centro de la galaxia, por lo que lleva a cabo una rotación cada 225 millones de años.
Resulta que esta galaxia es una galaxia de las miles de millones que se han hallado en el universo, algunas de las cuales contienen hasta tres billones de estrellas. A esta escala, nuestro sistema solar es diminuto por mucho que para nosotros sea tan importante.
Planetas del sistema solar
-Mercurio: Presenta gran cantidad de cráteres de impacto semejantes a los de la luna, grandes llanuras de lava y numerosas escarpas alargadas y rectas, posiblemente originadas a consecuencia de la contracción sufrida al refriar. Tiene un campo magnético de muy poca densidad. No cuenta con una verdadera atmosfera; solo con trazas de sodio y potasio.
Bibliografía:
-Rubio N.,Pulido C, Roiz. Ciencias para el mundo contemporáneo. Editorial Anaya.-Moore P. Pequeñas grandes ideas Ciencia. Editorial oniro.Descubrirlaquimica. Estudiante de química en la USC. Miembro SXGQ. Exalumna del Colégio Sagrado Corazón de Pontevedra
14 de Agosto de 2019