Hace mucho que no escribo un post. De hecho me he estado pensando si lo dejaba porque el pasado mes de junio cumplí 70 años y me parecía que no tenía nada más que decir.
Pero voy a seguir haciéndolo, aunque sea a menor ritmo, si sigo encontrando temas que me apetezca compartir con el mundo. Es decir, con mis lectores, que son, la mayoría, amigos.
Hoy quiero llamar la atención sobre un fenómeno que desconozco si se ha estudiado: el impacto de los teléfonos móviles en la productividad humana.
Mi opinión intuitiva: el impacto positivo que supuso su llegada ha sido desgraciadamente superado en mucho por el impacto negativo que supone la adicción al móvil que han arrastrado las redes sociales.
La mayoría de los humanos estamos enganchados a las redes sociales. Y eso afecta a todos: estudiantes, trabajadores, funcionarios... a todo ser humano.
Los estudiantes están más pendientes de su móvil que de sus profesores. Por eso se está prohibiendo el móvil en las aulas. Y el móvil afecta a la productividad de sus horas de estudio.
A los trabajadores, de cualquier sector, no es raro encontrarlos mirando su móvil. Ya sea haciendo una pausa con la pala en la mano, o mientras conducen una furgoneta o un camión.
Y seguro que tú, querido lector, también has experimentado, como yo, el estupor que produce que un funcionario no te atienda porque está viendo un video en su móvil.
Los políticos y los empresarios deberían tomar medidas para restringir el uso del smartphone. Es una medida que redundaría en una mejora inmediata de la productividad, que falta nos hace.