Gente como los podemitas y los socialistas radicales que siguen a Pedro Sánchez dentro del PSOE se sentirían eufóricos si el comportamiento de los demócratas les permitiera soltar a sus comandos callejeros paramilitares, que ganarían la contienda contra la gente decente, sin la menor duda. Ese ambiente de lucha en las calles permitiría también al gobierno utilizar la policía y la guardia civil contra el pueblo alzado.
La clave de esta batalla es demostrar quienes son los buenos, los que respetan las leyes y los únicos dignos de confianza, capaces de sacar adelante esta España que los asaltantes totalitarios quisieran ver hirviendo en la desesperación y las revueltas.
Aunque no se ve por ninguna parte, debe existir todavía un socialismo decente, por lo menos un reducto de socialistas democráticos en España, gente que crea más en los valores tradicionales de la izquierda, sobre todo en la justicia, la equidad, la decencia y el valor de la nación. Esos socialistas tienen que convencerse de una verdad que hoy quizás no sepan ver: el camino emprendido por Pedro Sánchez y el PSOE que le sigue es un camino que conduce a la destrucción de España y del socialismo, a la pobreza, a la violencia y a ser finalmente engullido por los bolcheviques, que son los más preparados para pescar en los ríos revueltos del caos, la pobreza generalizada, la angustia, el miedo y la lucha cuerpo a cuerpo.
Tenemos que demostrar que somos mejores que ellos, algo nada difícil si no nos dejamos llevar por la rabia y la indignación tras contemplar lo que están haciendo con España, con nuestra riqueza como nación y con los derechos y libertades conquistados por los españoles.
La paz, el derecho y el respeto a la ley, junto con la firmeza, debe ser el alma de nuestra lucha en la RESISTENCIA y la esencia de nuestra hoja de ruta.
Francisco Rubiales