Su comportamiento, provocador y deslumbrante, es también un factor que precipita el descrédito de los políticos y el desprecio de los ciudadanos a "la casta". Su lujo no concuerda con el socialismo, ni con la crisis que flagela a millones de españoles. Sus modelos y peinados de pasarela constituyen una ofensa ética y estética a los cinco millones de españoles sin trabajo, a los cientos de miles de jóvenes (casi el 50 por ciento de los que tienen edad laboral) que no encuentran trabajo y sueñan con ser mileuristas, y a los cientos de miles de españoles a los que el banco les expropia sus viviendas, duermen en los soportales, entre cartones y plásticos, o se ven obligados a hacer cola para comer en los comedores de caridad.
Cada día son más los que piensan que la ostentación de María Teresa es arrogante, provocativa e inconveniente, pero pocos se atreven a criticarla abiertamente, ni siquiera los miembros de la oposición "capada" que encabeza Mariano Rajoy. Es probable que los socialistas guarden silencio ante la provocación de la "Vice" porque no les conviene airear el escándalo, pero ¿por qué callan los populares? ¿Por miedo? ¿Porque ellos también tienen cientos de vergüenzas que ocultar?