Ese es el camino del sanchismo y de sus aliados comunistas y nacionalistas, aunque lo nieguen.
En el pasado, cuando el socialismo gobernaba en la II República y en la Guerra Civil, el socialismo español demostró su capacidad de matar y de ejecutar a decenas de miles de españoles, muchos de ellos sólo por ir a Misa o por llevar corbata.
El asalto actual al Poder Judicial, la conversión del Congreso en un establo para borregos domesticados, sin capacidad de debate libre, la reforma de leyes fundamentales, como la supresión del delito de sedición y la rebaja del castigo a la malversación, el gasto de miles de millones en subvencionar chiringuitos cercanos al socialismo y el comunismo, como los grupos LGTBI, el feminismo radical, la cultura marxista y otros muchos, el acoso al hombre en las leyes y una tolerancia amplia ante la corrupción y el abuso de poder son piezas que se orientan hacia la instauración próxima de una tiranía.
La clase política ha desactivado las defensas de la democracia y ha conseguido auto dotarse de márgenes de impunidad que son incompatibles con el sistema y que no serían tolerados en otros países de nuestro entorno. Los políticos españoles no dimiten, aunque cometan errores brutales, ni rinden cuentas jamás a la ciudadanía. Sólo dependen y sirven a sus propios partidos y desprecian la soberanía y la voluntad popular.
Esa es la España que han creado los socialistas en el poder, muchas de cuyas iniciativas y decisiones han sido apoyadas por la tibia derecha que representa el Partido Popular, al que muchos, por sus complejos y apego al espíritu del socialismo, acusan de ser un partido de izquierda con falsa etiqueta de derecha.
Esa España está dando en estos momentos pasos de gran calado hacia el totalitarismo al estudiar como imponer una amnistía a los golpistas catalanes que no cabe en la Constitución y al preparar la celebración de un referendo de autodeterminación para Cataluña que ni cabe en la Constitución ni en ninguna democracia mundial.
El drama de España avanza paso a paso sin que las instituciones del Estado, muy acobardadas y debilitadas, reaccionen para impedir el desastre. La Justicia, la Monarquía, la milicia, la Universidad, la sociedad civil y otros estamentos de la sociedad están paralizados y permiten el siniestro avance hacia el desastre y el fin de las libertades y derechos.
España está cavando su tumba y el pueblo español, probablemente el mas cobarde del planeta, lo está consintiendo de manera suicida.
Francisco Rubiales