Así estuvimos todo el año; en verano, escondidos en nuestra madriguera particular, en invierno añorando nuestras tardes junto al río. Sin darnos cuenta, llegó la primavera y con ella nuestros cumpleaños. Ya teníamos diez años, el atrevimiento y el amor por lo desconocido aumentó de forma directamente proporcional a la edad.
FIN