Esta novela es una crónica apasionada de una época de ilusiones, intrigas y cambios sociales, donde se narra la vida de algunos de sus héroes anónimos, con la construcción de la Sagrada Familia, todo un símbolo de la ciudad, como telón de fondo.
La novela comienza en el año 1904. Juan Navarro es uno de los conductores del tranvía, y su línea era la que unía la plaza Urquinaona situada en el centro de Barcelona, con la plaza Ibiza situada en el Barrio de Horta.
Juan vive con su hijo Dimas, un chico de 18 años. Desde que su madre los abandonó a ambos, Juan no levanta cabeza pero ha conseguido sacar adelante a Dimas, al que tiene, eso sí, desde los 14 años, trabajando en las cocheras del tranvía como mecánico. Es lunes, víspera de San Juan. Un desafortunado accidente, provocado por unos gamberros, hace que Juan pierda el brazo derecho, su trabajo, así como las ganas de vivir y seguir luchando.
¿Qué pasará con Dimas los siguientes años y hasta dónde llegará su ambición? ¿Y Laura, se fijará también en Dimas, a pesar de ser de un estatus inferior al de ella?
Pues esto os lo dejo para que los descubráis vosotros por si os animáis a leeros el libro.
El sueño de la ciudad se estructura en siete partes, cada una de ellas con una misma introducción en su primera página que consta de la mención de una virtud y un pecado capital como título (y ambos muy relacionados con los acontecimientos del capítulo), una cita de Gaudí y una fotografía de época de diversos emplazamientos de Barcelona, lo que impulsa aún más las brillantes descripciones de Vidal en estas páginas.
Y respecto a la trama adelantar, sin destripar nada, que la misma evoluciona por sí misma debido a la sencillez y la aparente estabilidad en la vida de los personajes hasta un final insospechado. Pero para llegar a este final, que por cierto corre el año 1936, tendremos que pasar por múltiples situaciones trepidantes y complejas que configuran un argumento muy interesante que además es todo un acierto en una novela histórica de estas características.