Tras la impresionante batalla frente a los Aifolu, el destino de los protagonistas vuelve a separarse. Derguín se encuentra en Narak intentado recuperar la Espada de Fuego que le ha sido arrebatada. Mientras tanto, Kratos, el ahora líder de la horda roja se encuentra a leguas de distancia compaginando por una lado a la responsabilidad de dirigir un ejercito, un hijo rebelde y una mujer indomable, con la responsabilidad de salvar el mundo. Personajes aparentemente desaparecidos como Triane o Linar vuelven a tomar protagonismo y por si fuera poco, los Dioses han despertado (si es que alguna vez dejaron de estarlo) y reclaman su papel en la historia.
Como en anteriores entregas, el ritmo ágil y ameno que consigue Negrete hace que devore las páginas de sus novelas. Batallas, grandes diálogos y grandes personajes es lo que aquí nos encontramos. Ansioso estoy de terminar la saga y ver qué pasa finalmente con Kratos, con Dreguin, con Mika…. son tantos y tan buenos personajes…. y tantos hilos argumentales por cerrar…