Pero ahora está cometiendo su tercer gran error, que es quedarse fuera del gran "Pacto por España", fraguado para hacer frente, con fuerza y garantías, al desafío secesionista catalán, en el que se han integrado los tres primeros partidos del país: PP, PSOE y Ciudadanos.
Al defender la teoría, contraria a la Constitución, de que cada región de España (¿Por qué no cada ciudad o pueblo?) tiene derecho a decidir sobre su pertenencia o no a España, Podemos comete un grave error que le costará muy caro en el futuro. Con su actitud, contraria a las leyes y costumbres internacionales y al criterio de la inmensa mayoría de los españoles, Podemos está apoyando claramente la aventura secesionista y el derroche de corrupción y odio que pilota Artur Mas, algo que los españoles no van a perdonarle.
Pablo Iglesias, con su liderazgo, ha convertido lo que era una gran esperanza de innovación política, democracia participativa y horizontalidad en un partido político vertical, vulgar y dominado por una élite, como lo son el PSOE, el PP, IU, Ciudadanos y otros. Esa traición al espíritu fundacional nunca se la perdonarán los muchos miles de activistas y gente decente que se movilizaron para dar fuerza y vida a la protesta original de Podemos y a su lucha contra la injusticia y el abuso de poder en España.
Podemos nació como una imponente fuerza de protesta y reivindicación de una política distinta y una sociedad mas justa, bajo el ideario del 15 M, pero Pablo Iglesias y los suyos han sustituido aquellas ideas por el mismo vulgar centralismo piramidal que rige en los demás partidos políticos españoles.
El comportamiento de Podemos ha sido confuso y errático, imponiendo los criterios desde arriba y adoptando gestos propios de la "casta" que tanto criticaron en sus orígenes. Bajo Pablo Iglesias, Podemos, que era en sus orígenes un partido capaz de atraer votos de ámbitos profesionales descontentos y de sectores centristas y moderados, ahora los pierde porque se parece cada día mas a un partido radical de izquierdas, semejante a lo que fue Izquierda Unida en sus peores tiempos.
La ciudadanía, que no es tonta y que se sumó a Podemos, como hizo con el movimiento del 15 M, atraída por su pureza democrática, ha decidido ahora abandonarlos, rompiendo aquella "magia" que hizo posible el fulgurante ascenso de la democracia popular en la España corrupta, férreamente controlada hasta entonces por un bipartidismo que Podemos logró poner contra las cuerdas.
El desapego a la idea de España, tan típica de la izquierda española, va a costarle muy caro a Podemos. Haber prestado algunos de sus votos a Artur Mas y los independentistas marcará negativamente el futuro de Podemos de manera dramática porque la cuestión catalana será uno de los grandes temas de España en el presente siglo.
En un mundo que camina hacia la integración y la cooperación, defender el derecho de cada comunidad a autoproclamarse independiente es una locura que llevaría al mundo a fragmentarse. Si Cataluña tiene ese derecho, ¿Por qué no va a tenerlo también, la ciudad de Cartagena o Jerez de la Frontera, o Torrelodones?