El suicidio: no es egoísta, valiente ni cobarde.

Por Lucy Chibimundo @chibimundo

Hablar de suicidio es complicado porque es un tema muy delicado. Ponemos sobre la misa la vida, la muerte y el sufrimiento. Pero sobre todo hablamos de personas e historias.

El suicidio afecta a quien pierde la vida pero también a los que se quedan atrás.

Hablé hace tiempo de ese mito tan extendido que dice que cuando una persona habla de que se quiere quitar la vida es porque quiere llamar la atención. Es el que más se repite pero hay un montón de ideas que se repiten una y otra vez en la sociedad sobre este tema. Voy a hacer un pequeño repaso de mitos antes de meterme de lleno en el asunto que quiero tratar hoy.

Mitos sobre el suicidio:

  1. Si habla sobre suicidio no lo va a hacer… FALSO: es muy posible que la persona esté pidiendo ayuda o apoyo ante su situación. Por favor no desestimes el valor que ha tenido al poner en voz alta pensamientos tan terribles como ese.
  2. Siempre ocurre de forma repentina y sin aviso… FALSO: suele haber signos de advertencia verbal (punto anterior) o conductual. Por supuesto que puede no haber ninguna advertencia previa, pero es importante tener información para poder reconocer los signos.
  3. La persona está decidida a morir… FALSO: suele haber ambivalencia. Se puede producir la acción auto lítica de forma impulsiva y luego cambiar de idea. También puede haber presiones situacionales o personales que inciten a la acción. Es de vital importancia el apoyo emocional.
  4. Si ha intentado suicidarse no parará hasta conseguirlo… FALSO: los pensamientos suicidas pueden estar ahí o regresar tras un tiempo pero no son permanentes. Con terapia y ayuda se puede salir del bucle.
  5. Solo se suicidan los locos… FALSO: más allá de lo terrible de usar la palabra “loco” ahí, este comportamiento no implica un trastorno mental y viceversa, se puede tener un trastorno y vivir sin intenciones suicidas.
  6. Si se habla de suicidio la gente lo hará más… FALSO: el “efecto llamada” no es real, hablar abiertamente sobre el tema hace ver a las personas que existen alternativas, previniendo así el suicidio.

Te dejo unos cuantos links con información sobre los mitos que hay acerca del suicidio:

¿Por qué existen los mitos sobre el suicidio?

No estoy a favor de fomentar ideas dañinas ni estigmatizantes pero puedo entender que hay ciertos mitos que encajan entre ellos y también con las necesidades de aquellos que no tienen la conducta suicida.

Por ejemplo si “la persona que de verdad quiere hacerlo no habla de ello” y “quien habla de ello no quiere hacerlo” entonces la persona sobreviviente (quien queda con vida tras la conducta suicida) no tiene culpa.

Es importante recalcar que buscar culpables en este tipo de situaciones no nos va a llevar a ningún lugar. La decisión final de una persona de cometer suicidio depende por entero de sí misma y a la vez está afectada por múltiples factores que no se pueden controlar.

La culpa afecta mucho a quien se queda detrás porque no sabe si pudo hacer algo para evitarlo. Pero si se fía de los mitos entonces esa culpa se descarga, porque era imposible que, siguiendo esas normas hubiera hecho algo ya que en el primer caso nunca pudo saberlo y en el segundo se suponía que no iba a hacer nada.

En otro ejemplo, si “está decidida a morir” y “no parará hasta conseguirlo” de nuevo volvemos a la descarga de culpa del superviviente.

Todo el poder está en la persona suicida, no hay nada que los demás puedan hacer si el otro ya ha tomado la decisión y es algo aparentemente crónico que no va a desaparecer jamás.

Así que entiendo que hay una base de esos mitos que es un mecanismo de protección de aquellos que se quedan detrás, pero no es cierto. Tampoco tiene que implicar que nos culpemos. Simplemente no hay que trasladar esa culpa al que ya no está.

Ni egoísta, ni valiente ni cobarde.

Como sociedad en general y seres humanos en particular nos encanta utilizar etiquetas. Esto es muy útil para poder comprender el mundo y si hay algo que resulte incomprensible es la idea de que alguien quiera acabar con su propia vida.

Voy a hablar desde mi perspectiva como persona que ha tenido varias tentativas de suicidio y que ha estado ingresada a raíz de ello. No puedo hacerlo desde el punto de vista de mis seres queridos y es posible que ellos tengan otra opinión sobre el tema pero… este no es su blog.

No es egoísta.

Cuando una persona toma esta decisión está pensando en sí misma, evidentemente. Pero ¿sabes quien no está pensando en ella? La sociedad. Estoy plenamente convencida de que si hubiera:

  • Más recursos para las personas que están teniendo un sufrimiento tan enorme que la única forma que se les ocurre que tienen para dejar atrás ese sufrimiento es acabar con su vida habría menos suicidios.
  • Mayor cantidad de psicólogos, si hubiera más para poder una atención más personalizada y continuada.
  • Personal sanitario en general (médicos de familia, enfermeros, celadores, personal administrativo…) con más formación y recursos para poder dedicarlo a pacientes con sufrimiento psíquico.
  • También hubiera personal de las instituciones educativas tuviera más formación para detectar posibles problemas y también más tiempo y recursos para enseñar gestión emocional.

Si todas esas personas e instituciones pusieran un poco de su parte y pensaran en el sufrimientos psíquico de esta persona ella no se vería sola, sin ayuda ni herramientas para gestionar un día a día en el que se ahoga y al que no le ve salida.

¿Quién es egoísta? Los que se llenan los bolsillos propios con recursos que deberían dirigirse a quienes realmente los necesitan.

No es valiente.

Tampoco creo que se deba poner este adjetivo porque es una forma de romantizarlo y jamás deberíamos permitirnos ver esto de esa manera. Terminar con una vida es algo terrible, aunque sea la propia. Cubrirlo o vestirlo de otra manera para darle una lectura de lucha o heroica no tiene sentido.

Igual que con enfermedades como el cáncer los pacientes piden que no se hable de lucha, de ganar o de perder, porque no está en ellos el poder de sanar, tampoco deberíamos tachar de valientes a quienes se quitan la vida.

Por supuesto que hay que tener algo muy concreto para realizar un acto de este tipo. Pero desde mi humilde punto de vista eso no es valentía, ni egoísmo. Creo que lo que más se acerca es la desesperación, la pérdida de fé, la búsqueda de conseguir un control que sientes que te han arrebatado, en el sentido en el que todo lo que hay a tu alrededor te hace daño y ves en esto la solución de terminar con ello.

Con este párrafo solo busco hacer llegar las sensaciones de una persona con intenciones suicidas a la población general. En ningún momento es un alegato a favor, sino un trabajo de empatía.

No es cobarde.

Si antes he dicho que no se trata de valentía es evidente que hay un montón de miedos a los que una persona se enfrenta cuando toma una decisión de este tipo: ¿Qué pasará? ¿Habrá algo después? ¿Tendré un castigo? No creo que una persona que enfrenta estas dudas y miedos pueda denominarse cobarde. De hecho, enfrentar día a día el sufrimiento psíquico que puede llevar a la persona a querer quitarse la vida supone un esfuerzo inhumano.

¿Cómo podemos desmerecer cada día que esa persona se ha esforzado por seguir adelante colgándole la etiqueta de cobarde?

Nadie sabe los obstáculos que esa persona tiene que salvar cada día para simplemente ser funcional y hacer lo que cualquier otra persona haría. Quizás está gastando todas sus cucharas en llevar y recoger a su peque del cole o la guarde, no lo sabemos, no juzguemos.

Para terminar, una herramienta:

No me pagan por hablar de esta app ni gano nada más allá de proponer alguna herramienta que con que ayude a una sola persona que me lea, ya es suficiente. Está disponible para iOS y Android así que prácticamente todo el mundo con un dispositivo móvil puede beneficiarse de su uso.

Se puede leer la información de la aplicación en la web correspondiente así como descargar documentación variada sobre la prevención del suicidio que pueden resultar interesantes.

Dentro de la app te ofrece rellenar ciertos campos para que la persona sea más consciente de cuándo está en peligro, qué lugares puede frecuentar para evadirse, personas con las que contar en momentos especialmente negativos… Todo esto es algo que a cualquiera se le puede ocurrir en un momento dado pero cuando una persona está considerando seriamente quitarse la vida es de gran utilidad tener esta información a la vista.

La app por si misma no va a evitar el suicidio pero si puede actuar como distractor en el momento en el que los sentimientos negativos están en el punto más alto y a veces eso es todo lo que necesita la persona para desestimar la idea. Tampoco va a eliminar ni curar aquello que subyace a los pensamientos que se cuelan e incitan a tomar la decisión pero si puede ser un punto a favor de que la persona de el paso atrás.

Si tienes ideaciones o intenciones de quitarte la vida, por favor acude antes a un profesional de la salud. Cualquiera. Da igual que sea atención primaria o un hospital, pide ayuda. Sé que son momentos difíciles y no se ve solución, dales una oportunidad de ayudarte.