LA GRAN TRAGEDIA DE LA VIDA NO ES QUE MUERA EL HOMBRE, SINO QUE DEJE DE VIVIR.
El Sol saldrá a las 18,01h. y se pondrá a las 18,08h.
Llega el verano y a muchos nos entra la prisa por acudir al super para comprar viajes enlatados. En estos bazares se encuentra todo tipo de destinos que, perfectamente clasificados en estanterías, pueden servirse empaquetados al abonar en caja. Normalmente expenden productos de los cincos continentes, y al recorrer sus pasillos pueden encontrarse países y destinos de delicatessen. De hecho, la variedad de la oferta es amplia y trata de satisfacer los gustos de toda la población. Desde los viajes familiares a Portaventura, pasando por los cruceros para “singles” y terminando por los selectos hoteles naturistas.
Se trata de supermercados especializados en llenar el tiempo vacío con programas de glamour diseñados para exprimir el bolsillo del viajero. En ellos, lo importante es satisfacer a un cliente necesitado de confort y aventuras con el mínimo esfuerzo. No dudarán en vender como auténticas visitas, lugares amañados donde sus participantes se mudarán de ropa previamante para hacer sentir al viajero que se encuentra con lo más genuino y auténtico del lugar.
Estos supermercados, capaces de hacer asequibles mediante distintas modalidades los sitios más dispares, no dudan en ofrecer comida industrial disfrazada de autóctona. Venderán un tipismo que el viajero inmortalizará en su consabido vídeo para pesadez de quienes después tengan que aguantar los detalles de sus vivencias. De hecho, el producto final que llega a las estanterías ve incrementado su precio por intermediarios que no se muestran a los ojos de quien compra.
Llega el verano y, con él, las expediciones organizadas a esos mismos lugares en los que las agencias de viajes pasearán al afortunado turista deprisa y con el tiempo justo para degustar lo que el estante ofrecía con tanta convicción. Se trata de ofrecer decorados sugerentes en los que el viajero se pueda apuntar a experiencias, aunque sean un fraude, de aventura, conocimiento de culturas o de paisajes maravillosos que verá desde los cristales de un autobús.