Hace mucho tiempo existió una década conocida como los noventas. Aquellos años estuvieron llenos de sorpresas –algunas más agradables que otras– pero, sin lugar a dudas, una de las más recordadas con cariño por millones de personas es la película, Jurassic Park (1993). Esta mega producción es un claro ejemplo de por qué aún seguimos volteando a Hollywood para dejar que alguien más dé rienda suelta a nuestra imaginación, en vez de tomar el sombrío camino europeo de los sentimientos y el intelecto… En verdad, quién necesita eso cuando tienes un ¡Tiranosaurio! En fin, Jurassic Park tomó al mundo por sorpresa porque, simplemente, lo tenía todo: impresionantes efectos especiales, acción al por mayor, personajes sencillos pero extrañamente empáticos, una banda sonora hipnótica, y dinosaurios, dinosaurios y más dinosaurios como nunca los habíamos visto. Cierto, la película no es perfecta y tiene más de un problema en su trama, pero eso jamás nos importó demasiado, convirtiéndose así en la película más redituable de Steven Spielberg hasta ahora.
Por supuesto, si estamos hablando de una superproducción en los noventas, tenemos que hablar de su videojuego. En el momento en que Jurassic Park se convirtió en un éxito (esto ocurrió aproximadamente a los dos segundos de ser proyectada en cines), la producción de juegos basados en la película no se hizo esperar y se reprodujeron como gremlins en cada consola disponible en esos tiempos. Sin embargo, de todos los juegos que salieron entonces, probablemente el más memorable sea aquella primera entrega que tuvo el Super Nintendo. Nombrado sencillamente Jurassic Park (1993), este juego –producido por los no siempre memorables estudios Ocean Software (desde 2009 llevan el nombre de Atari, Inc.)– recibió críticas de todo tipo: muchos decían que era poco claro y que el modo de juego era un tanto torpe; mientras que otros lo defendían por su originalidad (piénsenlo, ¿cuántas veces se ha dicho esto de un juego basado en una película?). Sin embargo, la única cosa en la que los dos bandos estaban de acuerdo era en que la música del juego era genial… y lo sigue siendo.
En verdad es interesante escuchar a tantos gamers enojados y frustrados con este juego decir cosas como: “En ningún lado te decían qué debías hacer en este juego, además no podías salvar ni había un sistema de claves para volver a empezar en algún punto que no fuera el principio… pero la música era muy buena”, ó “El final de ese juego es uno de los fraudes más grandes en la historia y no tiene nada que ver con la película… pero me acuerdo que me gustaba la música”, ó “Ese juego es uno de los peores juegos de Super Nintendo… pero la música estaba bien, me acuerdo de eso.” Incluso hoy en día no es común escuchar a gamers hablar tan mal de un juego al que le reconozcan siempre que cuenta con ese elemento que sobresale por lo bueno que es —en este caso, la música. Más impresionante aún, es que se recuerde con agrado una banda sonora francamente corta como lo es la de Jurassic Park para el SNES.
Jonathan Dunn
La música de este juego es cortesía del británico Jonathan “Choroid” Dunn, quien tuvo un gran acierto al no dejarse guiar por el soundtrack original de la película compuesto por el gran John Williams. En vez de eso, Dunn seguió su intuición para determinar la mejor atmósfera melódica para el juego, combinando sonidos modernos con elementos un tanto más rústicos como tambores, flautas y sonidos de la naturaleza (bueno, todo eso bajo las enormes limitaciones de los 16-bits del SNES). De esta forma, la banda sonora resulta una mezcla interesante entre melodías relajantes, siniestras y una pizca de acción. Además, el juego hacía uso de su sountrack de una forma poco convencional para la época, pues la música se hacía presente o se desvanecía dependiendo de los caminos que fuéramos tomando, lo que provocaba una cierta sensación de flujo o continuidad que embonaba de manera natural con el gameplay. Por si fuera poco, este es uno de los primeros juegos de consolas de cuarta generación en hacer uso de sonido surround (Dolby Pro Logic). Es como si todo estuviera predispuesto a que la mejor parte del juego fuera su música.
No se sabe mucho acerca de Jonathan Dunn, pues parece ser que decidió dejar su carrera como compositor de videojuegos en 2003 —año en el que fue acreditado en un videojuego por última vez mientras trabajaba para Electronic Arts.[1] No obstante, sabemos que comenzó su carrera profesional en 1987 trabajando para los estudios Imagine Software, los cuales fueron adquiridos por Ocean Software apenas un año después. En Ocean llegó a ser el principal diseñador de audio de los estudios hasta que los dejó en el 2000, año en el cual se unió a Electronic Arts por un tiempo antes de retirarse.[2] Las razones de su preliminar retiro son desconocidas por el público, por lo que no queda más opción que disfrutar de su legado —el cual no es menor, pues se le acreditan 41 bandas sonoras, aunque algunas fuentes le atribuyen más de 60. Por supuesto, entre sus obras más destacadas se encuentra la de Jurassic Park (tanto para NES como para SNES, aunque Bitúsica prefiere la segunda), Total Recall para el legendario Commodore 64 (el favorito de Dunn),[3] Platoon y Rambo 3 también para el C64 y Robocop para el Amstrad CPC. Eso sí, quizá Dunn se haya retirado, pero no olvidemos que hay muchos fanáticos melómanos dispuestos a rendir un apropiado tributo a su música. Un lugar perfecto para encontrar dichos trabajos es, por supuesto, OverClocked ReMix —la misma comunidad que nos ha regalado verdaderas joyas como el tributo a Final Fantasy VI: Balance and Ruin.
Sin lugar a dudas, la banda sonora de Jurassic Park para el Super Nintendo es uno de los elementos más memorables de un juego que llegó a ser jugado por muchos tan solo porque llevaba el nombre de la película favorita de todos en ese momento. Es cierto que el juego pretende ser innovador para su época (y por momentos lo logra… más o menos), pero mientras algunos lo vieron como un juego menor, otros no pudimos resistirnos a la música creada por el extinto Jonathan Dunn y jugamos por horas sin poder salvar ni saber exactamente qué hacer en el parque de dinosaurios favorito de todos.
Desafortunadamente, este soundtrack no obtiene la más alta calificación que le puede ser otorgada a la música de un videojuego debido a su corta duración, pero sí obtiene el prestigioso Sello de Genialidad de Bitúsica. ¿Por qué? Simplemente por ambientar de manera perfecta un juego limitado que termina siendo recordado por los gamers nada más ni nada menos que por su música. Y es que, si uno no obtiene el Sello de Genialidad precisamente por eso, entonces ¿qué se tiene que hacer para ganarlo?
[1] http://www.giantbomb.com/jonathan-dunn/3040-16075/
[2] http://www.vgmpf.com/Wiki/index.php?title=Jonathan_Dunn
[3] Ídem.