El tabaco y los niños

Por Gabriel Benítez @BrazosMi


Ya se van notando las subidas de temperaturas, aunque este fin de semana vuelva a visitarnos el frío. Para los que, como a mí, nos encanta el calor y el verano, esto es gloria. Es tiempo de salir, de pasar más tiempo fuera de casa, de irnos de vacaciones…
Creo que, en esta época, a todos nos gusta salir a las terrazas a tomar algo. ¿A quién no? Lo que no me gusta desde que soy padre, es tener que estar oliendo el humo de los cigarrillos de los demás. Sí, lo sé, estamos en un espacio abierto, por lo que los fumadores pueden campar a sus anchas. En todas las terrazas al aire libre se permite fumar.

¿Acaso tú no fumas?


Sí, lo hago. Para qué negarlo… Yo fumo, pero siempre respetando. Desde hace unos cuatro años, el humo no asoma por mi casa (ni tan sólo el de la chimenea en invierno). Soy el único de la familia que fuma, así que cuando me apetece, me voy a la calle, fumo y vuelvo. Esto tiene su parte buena y su parte mala. La mala, que en invierno me hielo y en verano me aso. La buena… nada, no hay nada bueno en eso, no he pasado a fumar menos ni nada de eso, sigo fumando la misma cantidad, que no es mucha, pero ahí está.
Retomamos lo referente a fumar respetando. Desde antes de tener el niño, yo no fumaba en las terrazas si podía molestarle a alguien. ¡Pues vaya tontería! No, no lo es. En días en los que el humo puede irse a otras mesas por el viento, por ejemplo, siempre miro antes de coger mi vicio. No sabes quién puede estar por allí y a quién puede molestarle. Alguna embarazada, una familia con un recién nacido, unos abuelos… Que sí, que los adultos saben a lo que se exponen cuando se sientan allí, pero al recién nacido lo llevan, él no sabe dónde está.
Por todo lo que he dicho, yo (como ciudadano ejemplar) siempre miro antes, y si me lo puedo permitir, ahí que voy. Ningún niño debería estar respirando lo que un adulto quiera.

Lo que el tabaco crea en los niños


No voy a hablar de los efectos del tabaco en los niños, no soy médico, pero sí padre. Y como padre, ya he visto a mi niño de casi dos años mirar mi cigarro con interés. Tiene una edad en la que no entiende qué es eso, pero ve que papá usa ese chisme y él también quiere. De hecho, tengo que dejarlo en lo alto de un mueble para que no lo vea, que no tenga demasiado en cuenta que eso está por ahí.
Tras ver esto, me estoy planteando dejar mi vicio, mi querido y dañino vicio, que tanto me gusta. Lo que no me gusta, o no me gustaría, sería ver a mi hijo cerca de uno de ésos por la influencia que haya podido tener yo sobre él.
¿Alguna anécdota que contar sobre el tabaco y los niños? ¿Eres de los prudentes como yo o has ido más allá, dejando de fumar, tras la llegada de tus hijos?